Nostalgia. Eso sintieron los dirigentes sindicales al ingresar el martes, 1 de mayo del 2018, a la plaza de San Francisco, en el centro de Quito.
La marcha que las centrales de los trabajadores realizan todos los años, desde la década de los 60, por el Día del Trabajo, volvió ayer a su recorrido habitual luego de nueve años de interrupciones y bloqueos.
Desde el 2009, los obreros del Frente Unitario de Trabajadores (FUT) no pudieron llegar a esa plaza cada año. En 2017 se reunieron en Santo Domingo y en 2016 apenas en San Blas. El historiador Enrique Ayala Mora recuerda que eso sucedió porque el Régimen anterior instauró las llamadas contramarchas, con centrales sindicales y grupos afines a su Gobierno.
Eso también cambió este martes en la capital. No hubo contramarcha. Sindicatos de empresas públicas y privadas. Las centrales nuevas y las tradicionales. Todas se congregaron a lo largo de la avenida 10 de Agosto y caminaron juntas a San Francisco.
Ayala dice que ese lugar no es solo tradicional para los trabajadores, sino que es un barómetro político nacional. “Se decía que el político que logre llenar esa Plaza sería el Presidente”.
La diversidad de actores que participaron en la movilización se reflejó en la variedad de pedidos y mensajes laborales y políticos. El FUT, por ejemplo, convocó al Gobierno a trabajar por la soberanía y la paz en la frontera norte, luego de los hechos violentos registrados.
La agrupación Opción S, en cambio, respaldó el trabajo del Consejo de Participación Transitorio. El presidente de esa entidad, Julio César Trujillo, también marchó e intervino en la Plaza. Ofreció cumplir con el mandato del referendo y “mandar a la casa a todos los corruptos de la década pasada”. Mientras hablaba, los trabajadores gritaban por la salida de Gustavo Jalkh, titular de la Judicatura.
El Frente Lucha del Pueblo gritó por una nueva propuesta de izquierda. Criticó al expresidente Rafael Correa y al actual, Lenín Moreno. Y también a agrupaciones como Unidad Popular y Pachakutik, por apoyar a Guillermo Lasso en la segunda vuelta de 2017.
En temas laborales, los miles de participantes de la marcha, en Quito, coincidieron en tres puntos. Primero, aumentar las plazas de empleo y cumplir con la oferta de crear 250 000 puestos anuales. Llamaron a la Asamblea y al Gobierno a agilitar la aprobación del nuevo Código de Trabajo. En esa normativa esperan que se garantice la estabilidad laboral. Y, finalmente, fortalecer financieramente al sistema del Seguro Social.
La marcha convocada por el FUT se replicó en todas las capitales provinciales.
En Ambato (Tungurahua), decenas de trabajadores se apoderaron de las calles céntricas. A la marcha también se sumó el alcalde Luis Amoroso, los representantes de los trabajadores de la Empresa Eléctrica Ambato, el Municipio, Ministerio de Salud, los jubilados, maestros, estudiantes y los comerciantes del Mercado Mayorista.
En Cuenca, frente al parque Calderón, se levantó una tarima donde intervinieron algunos dirigentes. Edison Déleg, presidente del Frente Unido de Trabajadores, dijo que Ecuador vive momentos difíciles por el narcotráfico y el terrorismo en la frontera norte. Pidieron paz.
Con camisetas rojas, carteles y consignas a favor de los derechos de los trabajadores, unas 2 000 personas salieron a las calles de Santo Domingo de los Tsáchilas. En esa ciudad, el recorrido duró unas dos horas.
La actividad del Gobierno, en cambio, se centró en Guayaquil, donde se realizaron dos manifestaciones convocadas por la Central Unitaria de los Trabajadores (CUT) y el FUT.
En las dos concentraciones se hizo énfasis en la creación de un Código Orgánico Integral Laboral que considere más derechos para los distintos sectores de la clase obrera.
La jornada de la CUT estuvo apoyada por las redes de Maestros y de Trabajadoras Sexuales, Alianza País, Movimiento Conduce, Centro Democrático, entre otros sindicatos.
Ellos participaron desde las 09:30 en una marcha que partió desde Eloy Alfaro y Letamendi, en el centro sur de la ciudad. Estuvo encabezada por la vicepresidenta María Alejandra Vicuña y el ministro de Trabajo, Raúl Ledesma.
El grupo caminó hasta la calle Olmedo, luego tomó la avenida Simón Bolívar (junto al Malecón 2000) y avanzó hasta la 9 de Octubre. En esa avenida, a la altura de la calle Pedro Carbo, se instaló una tarima en la que las autoridades hablaron.
Richard Gómez, director provincial de la CUT, afirmó que le parece fundamental que el diálogo haya servido y dado resultados porque se instalaron mesas que, a su forma de ver, han logrado acuerdos.
No obstante, afirmó que hay demandas que se han “quedado en los mandos medios”, entre ellos el reintegro de trabajadores en el Ministerio de Salud, contratos colectivos pendientes, el pago de utilidades legales y el nuevo Código Integral del Trabajo.
En Guayaquil hubo dos marchas, los funcionarios del Gobierno estuvieron con la CUT. Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO
El ministro Ledesma comentó que se han resuelto “grandes problemas” como la eliminación del techo de las utilidades, se crearon nuevas modalidades contractuales y más de 50 sindicatos en el último año. El nuevo Código, dijo, estará adecuado a la realidad del desarrollo productivo del país.
Vicuña, por su parte, comentó que aún están pendientes algunos debates en materia del Código. Entre ellos está el definir los mecanismos que permitan fortalecer la organización por ramas de trabajo.
En tanto, la movilización del FUT convocó a diferentes gremios desde las 09:00 en el Parque Centenario.
Al igual que en el resto de ciudades del país, los integrantes de esta central y de otros grupos independientes insistieron en el mensaje de paz. Y las exigencias al Gobierno para que garantice la seguridad en las fronteras.
En contexto
Los trabajadores marcharon ayer por el aniversario 132 de la masacre de Chicago. Sindicalistas de esa ciudad fueron asesinados por exigir una jornada de ocho horas, en 1886. Ayer, los obreros ecuatorianos pidieron mejores condiciones de trabajo, más empleo y mejores leyes laborales.