La ONU presenta un video a propósito de la celebración del Día Internacional de la Paz. Foto: EFE
Paz en tiempos de guerra. Ese es el panorama que afronta el mundo este domingo 21 de septiembre cuando se conmemora el Día Internacional de la Paz, establecido por la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), hace 32 años.
El conflicto en Siria, los sanguinarios crímenes del grupo Estado Islámico en el norte de Irak, la ofensiva israelí en la franja de Gaza, la presencia militar rusa en la península de Crimen y los violentos levantamientos en África ante el desesperante avance del virus ébola son algunos nubarrones que oscurecen la ruta de vuelo de la paloma de la paz.
Pese al sombrío paisaje, Nelsa Curbelo, directora de la fundación Ser Paz en Guayaquil, dice que es correcto recordar la paz dentro de este contexto. “Celebrarla quiere decir que no la tenemos. Cada vez que nosotros hablamos de un derecho en general es porque no lo hay”. Para esta activista de derechos humanos, el que se hable de paz es un avance y una señal de que existe mayor conciencia que antes.
Curbelo resalta que la paz es sencilla pero difícil de conseguir. Es un derecho -comenta- que debe ser una confección, una construcción humana. Y que por ahora está en proceso. En este año, la Asamblea General ha decretado que este día se dedica a reforzar los ideales de la paz en todas las naciones y pueblos del mundo, como informa la ONU en su portal web.
Pero la realidad es distinta. Las ejecuciones encabezadas por los yihadistas de Estado Islámico (EI), contra la población del norte de Irak, varios periodistas y extranjeros, han centrado las críticas del mundo. La ciudad de Tikrit quedó bajo el control de milicias EI el 11 de junio pasado. Un día después, los combatientes del anteriormente denominado Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL), afirmaron haber ejecutado a 1 700 miembros chiitas del Ejército.
Según un reporte de Human Rights Watch, solo hasta inicios de septiembre la cifra de sus víctimas superaría las 770.
En los últimos días, Estados Unidos y sus aliados definen un plan para detener a los milicianos del EI. Incluso Irán estaría dispuesto a colaborar.
Muy cerca, en Siria, ya han pasado más de tres años desde que comenzó una guerra civil que ha dejado como saldo más de 200 000 muertos. Así lo documenta la ONU, a través de su oficina de Derechos Humanos.
Hasta agosto pasado, el informe publicado contabilizó que 8 803 de esas víctimas eran niños (2 165 menores de 10 años). Pero reconocen que la cifra podría ser mayor. La alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillay, lamentó que “con la aparición de tantos otros conflictos armados en este periodo de desestabilización global, los combates en Siria y sus consecuencias dramáticas para millones de civiles hayan desaparecido de los radares internacionales”. Y denunció una “parálisis internacional” ante este conflicto.
La franja de Gaza ha sido otro escenario de desolación. Entre julio y agosto pasado habrían muerto al menos 1 700 personas en la ofensiva israelí sobre territorio palestino, como reportan agencias internacionales. Hasta agosto pasado, Pernille Ironside, jefe de la Oficina del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en Gaza, señaló que habían muerto 392 niños y unos 2 500 han resultado heridos.
“Si tenemos en cuenta lo que estas cifras representan para la población de Gaza, es como si hubieran muerto 200 000 niños en Estados Unidos”, dijo Ironside. Esto tomando en cuenta que la franja de Gaza tiene unos 45 kilómetros de largo por entre 6 y 14 de ancho. Unicef calcula que unos 370 000 niños necesitarán ayuda psicológica para poder intentar superar al trauma vivido.
Hacia el sur, en África Occidental, la peor epidemia por el virus ébola de la historia también ha derivado en violentos conflictos por la falta de atención a la población. La última actualización de datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), revela que hay al menos 2 630 fallecidos y 5 357 personas infectadas en cinco países africanos.
En uno de sus últimos informes, la OMS reportó que no había indicios de que el avance de la enfermedad estuviera cediendo y, por el contrario, sigue causando estragos en Guinea, Sierra Leona, Liberia, Nigeria y Senegal.
Como consecuencia ocurrieron violentos enfrentamientos entre autoridades y residentes. En agosto, la desesperación cercó a West Point, un barrio pobre de Monrovia (Liberia), que está en cuarentena. Los policías bloquearon el sitio y los civiles trataron de echar abajo las barricadas que impedían su salida.
Pese a ello, hoy en el portal de las Naciones Unidas resalta un mensaje. “La ONU invita a todas las naciones y pueblos a que cumplan una cesación de hostilidades durante todo este Día y a que también lo celebren mediante la educación y la sensibilización del público sobre todos los temas relacionados con la paz”.
El Día Internacional de la Paz fue establecido en 1981 por la resolución 36/67 y se conmemoró por primera vez en 1982. En 2001, la Asamblea General aprobó por unanimidad la resolución 55/282, que estableció el 21 de septiembre como un día de cesación del fuego y de no violencia en el mundo.
Sobre el papel de la Organización en los conflictos contemporáneos, Curbelo dice que la ONU requiere una reforma, sobre todo porque no es una institución que se está manejando democráticamente, asegura.
Hay ciertos países, opina Curbelo, que tienen mayor poder de decisión sobre otros y eso afecta a la construcción de la paz. Sin embargo, rescata la labor de la ONU ya que considera que sin ella muchos conflictos internacionales estarían en condiciones más graves que las actuales.
Sobre la construcción de la paz, Curbelo confía en que es posible desde diferentes maneras de accionar. “Yo conocí un soldado francés víctima a la Segunda Guerra Mundial que todos los años, desde que salió libre, iba a la frontera con Alemania y con su cancerbero plantaban un árbol en la frontera. Eso es construir la paz”. Otra forma de hacerlo es aprender el idioma de la paz, como lo hicieron Nelson Mandela y Mahatma Gandhi.
“Mandela aprendió la lengua de sus adversarios para dialogar con ellos; Gandhi les dijo a sus adversarios que debían irse de su país como amigos”.