Gabriela Loayza S.
Con una apariencia que combina lo clásico con lo colonial, el almacén del diseñador de calzado Jorge Manosalvas se levanta a pocos pasos de la esquina donde dos calles paralelas de la ciudad de Quito se encuentran (la Foch y la Cordero, en el sector de La Mariscal). Los modelos exclusivos de calzado que se exhiben detrás de la vitrina resaltan sobre un ambiente de cuero y de madera, coqueteando con los transeúntes e invitándolos a pasar.
Tenga en cuenta
Los diseños son exclusivos de Jorge Manosalvas. Nunca crea zapatos completamente cerrados, siempre sandalias coquetas.
Cada creación se entrega en 24 horas. Si es un diseño nuevo, basado en alguna imagen facilitada por el cliente, el pedido demorará un poco más considerando el tiempo para crear los moldes. Más información: 08 405 5842.
“Descubrí este lugar por accidente, mientras iba a cumplir con una diligencia”, comenta Ximena Solano, una de las clientes más fieles de este almacén que ha surgido con una propuesta singular: la venta de calzado femenino personalizado. “Me gustaron unos botines y entré para probármelos en mi talla. Me sorprendí mucho cuando me explicó que era un diseño exclusivo, hecho por pedido para una cliente. Como eran muy lindos, yo también me animé a hacer un pedido”, comenta Solano. Su diseño llamó la atención de sus amigos y familiares (a veces incluso de desconocidos) y ella corrió la voz de dónde los había comprado, convirtiendo a su mamá y a su hermana en otras fieles clientes. De esa manera, tras 8 meses y 15 pares de zapatos, ella y su familia continúan visitando regularmente el almacén del diseñador Manosalvas, con ideas y entusiasmo para crear
zapatos originales. El costo depende de cada creación, con precios que oscilan entre los USD 30 (los diseños más sencillos) y los USD 180,y se utilizan únicamente materiales naturales, nada sintético, con materia prima ecuatoriana, itailana, colombiana y, a veces, argentina. Los diseños son hechos a mano.
“El pie femenino es como una piedra preciosa que debe engarzarse en la montura correcta”, explica Manosalvas, quien abrió este negocio hace apenas un año, aunque la idea ya había nacido años atrás. El gusto por el diseño de calzado femenino, sin embargo, venía de mucho antes siendo algo que le había fascinado toda su vida. “Cuando uno es joven no puede imaginar muy bien cómo será el futuro y decide escuchar a sus padres, que le van guiando por el camino que ellos creen que es lo mejor para uno”, comenta Manosalvas, quien ingresó a las Fuerzas Aéreas Ecuatorianas y trabajó como controlador de tráfico aéreo por 14 años, primero en Guayaquil y después en Quito.
Pero en la vida no hay decisión que por bien no venga y, aunque Manosalvas no tenía la profesión de sus sueños en esa época, el destino lo llevó a descubrir a través de ella la clase de almacén que él desearía fundar en el futuro. “Viajé a Europa por cuestiones de trabajo y, en Italia, encontré algunos almacenes dedicados al diseño de calzado femenino personalizado. Entonces pensé que, si algún día dejaba mi profesión, me encantaría crear calzado de mujer”. Pasaron algunos años, sin embargo, hasta que tomara la decisión final. Montó su almacén al estilo de las tiendas que vio en Europa, decoradas con la materia prima de las creaciones para que el cliente las elija personalmente, y emprendió cursos y talleres. Su primer profesor fue un diseñador especializado en Italia, con quien tomó clases particulares; después, obtuvo un diploma del Centro Tecnológico para las Industrias del Calzado, Cueros y Afines, en Colombia.
“Este es un trabajo que exige 90% de pasión y 10% de técnica. Por eso, cuando extienda mi franquicia al resto de ciudades será siempre con personas que sientan esta pasión por crear”, explica Manosalvas, quien se siente completamente realizado con su oficio.