Una mezcla de culturas. La Chola cuencana (izq.) es uno de los personajes que más representación tiene en el pase del Niño. Ellas participan con danzas folclóricas o acompañando a los carros alegóricos. Foto: Xavier Caivinagua/EL COMERCIO
El pase del Niño Viajero es la manifestación religiosa y cultural más importante de la capital azuaya. Más de 35 000 personas participan cada 24 de diciembre de este sincretismo que reúne a personajes bíblicos y culturales del Ecuador.
Si bien los personajes principales son el Niño Jesús, María, José, las representaciones indígenas son mayoría y ofrecen un ambiente de color y alegría, dice Susana González, quien investigó sobre esta tradición.
El pase reúne a casi todas las culturas como cañaris, cholas cuencanas, cayambes, afros, saraguros, otavaleños… También personajes tradicionales como el diablo huma.
Mañana, 24 de diciembre, estos grupos étnicos serán parte del pase del Niño Viajero, que recorrerá las calles Gran Colombia, Baltazara de Calderón y Bolívar hasta el parque Abdón Calderón.
Esta mezcla de culturas despierta la atención de los espectadores nacionales y extranjeros, para el historiador, Claudio Malo. “Con ello se visibiliza la riqueza de una país multiétnico”.
Son ellos –en amplios grupos- quienes con sus llamativas vestimentas, movimientos de bailes y elementos propios de sus culturas- quienes llevan el ritmo a las calles. Para González, es una expresión cultural rica para rendir culto a Jesús.
Un grupo bailando la tradicional Chola cuencana, los afros moviéndose al ritmo de la marimba, los otavaleños y salasacas con sus sanjuanitos, los shuar con sus lanzas… se los ve en cada cuadra durante el desarrollo de este y otros desfiles.
En Cuenca, los pases del Niño (desfiles menores) inician a principios de este mes y culminan en febrero. Se organizan por familias, barrios, comunidades, escuelas e instituciones públicas y privadas.
En cada uno hay grupos de danzas indígenas y bandas de pueblo. Según Malo, estos personajes siempre estuvieron presentes “considerando que la Navidad es universal y que integra a toda la sociedad”.
Este historiador conoce que antiguamente el pase del Niño tenía una concepción más rural y era organizado mediante el sistema de hacienda. Por eso se involucró a personajes como el mayoral, los caballos, los indígenas, los peones…
Hasta hace 15 años, esos personajes eran representados casi exclusivamente por niños que los disfrazaban de jíbaros, cañaris, saraguros… Pero en la última década se abrió una mayor participación con la presencia de danzantes adultos que representan a casi todas las culturas del Ecuador.
Por eso, las tiendas de disfraces también diversificaron las ofertas y alquilan cualquier traje completo de indígena que demande el cliente. Por ejemplo, en la tienda del Disfraz hay atuendos de afros, tsáchilas, achuar, shuar, secoyas, montubios, entre otros.
Ruth Gómez tiene 22 años y desde hace siete participa en el pase del Niño del barrio Virgen de Bronce. Con sus compañeras, cada año preparan una danza diferente para representar al barrio. Este, por ejemplo, se vestirá de shuar y luego presentarán el baile de la chonta.
Para Gómez, con estas danzas están revalorizando a las etnias del Ecuador e integrándolos a la fiesta más importante que tiene Cuenca. “Le decimos a Jesús que todos somos parte de esta alegría y de esta expresión de fe católica”.