La Carolina elevó 47,5% sus visitas en este año

En domingo, las canchas pasan copadas. Las calles internas están llenas. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO.

En domingo, las canchas pasan copadas. Las calles internas están llenas. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO.

En domingo, las canchas pasan copadas. Las calles internas están llenas. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO.

Le pertenece al niño que da las primeras pedaleadas en su bicicleta, al atleta que madruga a entrenar antes de que amanezca, al anciano que ve jugar a sus nietos para inyectarse vida, al solitario que lee un libro bajo un árbol y a los enamorados que encuentran un rincón para ver pasar el tiempo. Es de la ciudad y para todos.

La Carolina es el parque más visitado del Distrito. Recibe entre 350 000 y 400 000 personas cada mes. Según Pedro Borja, su administrador, en el último año, se logró aumentar en un 47,5% la cantidad de usuarios debido a la fuerte inversión que la Municipalidad hizo para mejorar el espacio. Se inyectó más de USD 4 millones.

De enero a septiembre del 2016, el parque recibió 2 135 357 personas, en ese mismo período de este año fueron 3 150647.

Hoy el parque de 64 hectáreas cuenta con 40 canchas, pistas para bicis y patines, bulevares, una laguna con muelle, coloridas piletas y más de 2 200 m² de zonas infantiles.

Cuenta, además, con una zona canina y una pista atlética con material sintético especial que causa menor impacto a quien practica el deporte. También hay un área de gimnasia y crossfit.

Así, lo que hace más de 100 años fue una laguna dentro de una hacienda, en medio de una zona pantanosa donde los jóvenes del Quito antiguo solían escabullirse para cazar patos, hoy es el espacio público más representativo del norte.

La particularidad de este espacio, es que se ubica en el centro financiero de Quito, rodeado por cuatro de las vías más importantes del norte, por seis centros comerciales y decenas de restaurantes.

Para Fernando Carrión, catedrático de la Flacso, la presencia del parque fue clave para que la zona se consolide como lo que es.
Explica que en general, los desarrollos urbanos de ciertas ciudades estuvieron muy vinculados al espacio público. Ese fue el caso de Quito y La Carolina, que terminó configurándose en un espacio vacío que se llena de ciudad.

A partir de ese espacio se construyó la centralidad urbana. Allí nace la convivencia en su más pura expresión. Sin embargo, para Carrión, la inversión que realizó el Municipio debió estar enfocada más bien al Parque Bicentenario para descentralizar la capital.

La actividad comienza antes de las 05:00, con las pisadas de los primeros atletas que madrugan a trotar, y se mantiene activo hasta pasadas las 00:00, con los deportistas que ocupan las canchas iluminadas.

La cantidad de visitantes se triplica los fines de semana. Nilson Castillo, guardia de un parqueadero con capacidad para 125 autos, dice que esos días, este y los otros cinco parqueaderos se llenan, y los usuarios hacen filas por 40 minutos para poder entrar.

Una de las zonas más concurridas es la de las comidas: allí se encuentra cebichochos, empanadas, sánduches, batidos, pinchos, donas, hot dogs, cocos, sandía, mandarinas y más.

Uno de los trabajos más importantes que se realizó fue el ordenar a los vendedores de alimentos. Se abrieron cuatro espacios destinados a la venta de comida, que agrupan a 400 comerciantes. Pero los ambulantes siguen llegando.

A Carla Brito, Andrea Montesdeoca y Kléver Quijos, quienes asisten todos los fines de semana al parque, lo único que les molesta del lugar es la cantidad de comerciantes y piden a las autoridades ejercer un mejor control.

Borja asegura que es complicado tener una vigilancia total ya que el parque es un espacio abierto, sin embargo, se llevan a cabo operativos.

La Carolina fue el tercer parque de la ciudad, luego de La Alameda y El Ejido. Alfonso Ortiz, historiador, explica que este parque comenzó a cobrar vida en 1945 , con el primer plan regulador de Quito, que propuso que en el norte se debía establecer un centro deportivo. Para ello, el Municipio expropió parte de la hacienda La Carolina. La idea: crear allí la ciudad del futuro. El Municipio urbanizó parte de los terrenos que expropió entre la av. Amazonas y la 10 de Agosto. Se entregaron terrenos a colegios de profesionales para que construyeran sus sedes.

Luego llegó la zona financiera y así, en medio de un sector exclusivo, el parque resalta como punto de encuentro y convivencia.

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