Papilla, ayuda nutritiva desde los 6 meses

Redacción Sociedad

Anahí Jimbo Maza, de un año y dos meses, llegó al Hospital de Niños Baca Ortiz de Quito en  brazos de su madre, Francia Maza. Por el decaimiento y palidez debido al vómito y diarrea que padece desde hace 15 días, su progenitora la recostó sobre una camilla mientras esperaba que el pediatra la atendiera. De los 13 kilos que pesaba la niña bajó a  seis.

Maza cuenta que se enfermó a raíz que comió carne de cerdo en Arenillas (El Oro), cuando visitaron a su abuelo materno. En el Hospital Baca Ortiz en 2009 por problemas de desnutrición se atendió en consulta externa a 541 niños, en emergencia a 71 y en hospitalización a 113, según el departamento de Estadística. 

La nutrióloga del hospital infantil Nora Tello agrega que de sus 10 consultas diarias las seis son por este problema.  

Cuando el peso del niño está bajo los parámetros normales se llama desnutrición. Se mide por escalas. Por ejemplo, el peso normal del niño de un año es de 13 kilos, si tiene el 5% menos es considerada una desnutrición leve. Si tiene entre el 5 y 10% es moderada y si el peso es menor al 15% de lo normal  es grave.

La desnutrición deja secuelas graves en los infantes a nivel cognoscitivo y cerebral. Tello explica que en los dos primeros años de vida es cuando se da el mayor crecimiento del tamaño del cerebro. Si un niño no se desarrolla la recuperación es lenta.

El desconocimiento de las madres sobre el tipo de alimentación es una de las causas, a más de la deficiencia de nutrientes. 

Tello dice que hay que empezar a introducir alimentos a partir de los seis meses de edad, antes el único alimento válido es la leche materna. En esta etapa el niño tiene mayor capacidad gástrica y la leche ya no le abastece.

El tipo de alimentación es muy importante; Nidia Aldaz, pediatra del Centro de Salud número 1, en Quito, dice que se debe empezar con las papillas. Estas tienen más consistencia y se aprovecha todo el nutriente. La preparación debe ser semisólida.

Así lo hace Vilma Enríquez, de 22 años. Junto con la leche materna alimenta con papillas de frutas a su hija Valentina Torres, de seis meses. 

Para evitar alergias en los primeros meses se debe incorporar uno a uno los alimentos para probar la tolerancia alimentaria. Tello aconseja dar de comer por tres días seguidos la misma papilla para probar que no le cause alguna reacción.   

En el mercado hay variedad de coladas para complementar la dieta. Hay papillas preelaboradas, cuyo costo no sobrepasa el dólar. Gerber, uno de los fabricantes a escala mundial, en la página web de su distribuidor (www.nestle.com.ec) resalta que sus productos contribuyen al crecimiento sano de los bebés con ingredientes naturales. Aldaz confirma los aportes nutricionales (hierro, calcio y proteínas) de estos productos.

En los subcentros de salud del país entregan a niños con problemas de peso, de forma gratuita y mensual Mi Papilla. Una mezcla precocida de harina de soya, leche en polvo, hierro, vitamina A y zinc. Para Norma Toapanta es una ayuda porque por su trabajo de vendedora ambulante no prepara comida casera para su hijo, Jonatan, de un año.

Mi Papilla debe tomarse  dos veces al día entre comidas. A decir de Eduardo Cañar, técnico de la Dirección Provincial  de Salud de Pichincha, esta harina ha dado buenos resultados.
En  2009 se redujo del 7,13%  al 6,79% el estado de desnutrición en los niños menores de un año que tomaron la papilla. Para Susana Galarza, enfermera de pediatría del Centro de Salud,  también hay que tener especial cuidado con la higiene. “La comida no le servirá de nada si está preparada en condiciones insalubres. Esta es la causa para la parasitosis y la mala alimentación”.

Niño Esperanza contra la desnutrición

Desde el 21 de este mes está en marcha la campaña Niño Esperanza 2010. En esta edición los promotores: Unicef y Ecuavisa trabajarán  para tratar de erradicar la desnutrición crónica infantil. El eje de la cruzada surge ante los datos de Unicef que indican que en Ecuador uno de cada cuatro niños menores de cinco años sufre desnutrición crónica o retardo en el crecimiento.

Los indicadores más altos están en los hijos de mujeres indígenas, que representan el 47%, de las madres sin instrucción, el 38%; los que viven en la región Sierra, el 32%; y los que residen en los sectores rurales, el 31%.

El estudio del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC)  que publicó en 2009 analizó los estados de desnutrición de la población menor de cinco años de edad de los grupos étnicos, indígenas y afroecuatorianos del Ecuador. Se revela que el  40,1% de los niños indígenas y el 11% de los niños afrodescendientes sufre desnutrición crónica. La muestra del estudio fue de 1 312 casos.

Según la Encuesta de Condiciones de Vida 2006, en el país existen aproximadamente 1 481 423 niños menores de cinco años entre indígenas, afroecuatorianos, mestizos, blancos y otros. Las  etnias indígenas y afroecuatorianas son  consideradas las más vulnerables por  su asociación con la pobreza.

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