El papa Francisco quiere que lo recuerden como "un buen tipo"

Los países preparan la logística y la seguridad para la visita del papa Francisco, en julio. Foto: EFE

Los países preparan la logística y la seguridad para la visita del papa Francisco, en julio. Foto: EFE

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El papa Francisco se reconoce como "callejero", dice que la gente le tira "buena onda", confiesa que le conmueven los dramas humanos y que es "cobarde" ante el dolor físico y desea que lo recuerden como "un buen tipo".

En una entrevista publicada hoy, 25 de mayo, por el diario La Voz del Pueblo, de la ciudad bonaerense de Tres Arroyos, el sumo pontífice aseguró además que "nunca" soñó con ser Papa, ni siquiera cuando en 2013, tras la renuncia de Benedicto XVI, viajó a Roma para participar del cónclave.

"A mí nadie me nombraba, nadie. (...) Tanto era el asunto que ni una foto mía salió en los diarios, nadie pensaba en mí. En las casas de apuestas de Londres estaba en el número 46 (se ríe con ganas). Yo tampoco pensaba en mí, ni se me ocurría", aseguró.

Dice que disfruta de las audiencias de los miércoles en el Vaticano porque la gente le "hace bien" y le "tira buena onda" y cree que ello se debe a que trata de ser "plástico" y "concreto" para que las personas le entiendan cuando da sus mensajes.

Aunque vive en la residencia Santa Marta para estar en contacto con las personas, admite que añora salir a la calle, como lo hacía en Buenos Aires.

"Eso sí lo añoro, la tranquilidad de caminar por las calles. O ir a una pizzería a comer una buena pizza (se ríe)", dice.

"Yo siempre fui callejero. La ciudad me encanta, soy ciudadano de alma. En el campo no podría vivir", insiste.

Admite que "es verdad" que en el Vaticano tiene "el apelativo de indisciplinado" porque el protocolo "mucho no" lo sigue.

Cuenta que le basta dormir seis horas cada noche, porque tiene un sueño muy profundo, pero que necesita cada día cuarenta minutos de siesta.

Francisco dijo que le conmueven "profundamente" y le provoca "llanto interior" los dramas humanos, como los de los niños enfermos y los de las personas privadas de su libertad.

Sin embargo, cuenta que no llora en público, aunque recuerda que una vez casi lo hace y tuvo que contenerse al hablar de la persecución a los cristianos en Iraq.

Dice que "en general" no tiene miedos, que es "más bien temerario", que incluso ante la posibilidad de un atentado se sabe en las manos de Dios, pero admite que sí es "cobarde al dolor físico".

"El dolor moral lo aguanto, pero el físico, no. Soy muy cobarde en eso, no es que le tenga miedo a una inyección, pero prefiero no tener problemas con el dolor físico", señala.

Se queja de que los medios a veces sacan sus palabras de contexto. No ve televisión desde 1990, no navega por internet y solo lee un diario al día, La República.

Ni siquiera ve fútbol para seguir a su San Lorenzo. De los resultados se entera por un guardia suizo que cada semana le informa de cómo el club porteño va en la tabla del campeonato argentino.

Cuenta por otra parte que no sigue las novedades de su país, que vive un intenso año electoral, y que cortó la recepción de políticos argentinos en el Vaticano porque se dio "cuenta de que algunos usaban eso".

"Aunque también es cierto que algún otro ni dijo que había estado conmigo y ni se sacó la foto. Pero para evitar eso, los políticos en audiencia privada, no. Si vienen, van a las audiencias generales, los saludo", dijo.

"Pero no sé cómo van las elecciones ni quiénes son los candidatos. Me imagino quiénes deben ser los principales, pero no sé tampoco cómo van las tensiones", afirmó.

Dijo que siempre pide que recen por él porque tiene la "necesidad interior" de "estar sostenido por la oración del pueblo".

Y ante la pregunta sobre cómo le gustaría ser recordado, respondió: "Como un buen tipo. Que digan: Este era un buen tipo que trató de hacer el bien. No tengo otra pretensión".

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