Vaticano, Reuters
Ayer, los obispos irlandeses, se reunieron en Roma para hablar con el Papa Benedicto XVI sobre el escándalo de pedofilia de la Iglesia irlandesa. Este fue el inicio de dos días de conversaciones de crisis con el Pontífice.
El objetivo es formular una respuesta a las revelaciones de abusos por parte de los clérigos. “Sí, las turbulencias desatan miedo, incluso aquellas que golpean el bote de la Iglesia por los pecados de sus miembros”, dijo el secretario de Estado del Vaticano, Tarcisio Bertone.
Estas reuniones son las primeras de este tipo que se celebran en el Vaticano en ocho años. Abordarán un plan de acción y podrían desencadenar la dimisión de más prelados en una reestructuración de la jerarquía eclesiástica irlandesa, donde ya hubo cuatro dimisiones.
Benedicto XVI, los 24 obispos irlandeses y altos dirigentes del Vaticano celebrarán tres períodos de sesiones en respuesta a la indignación en Irlanda por el Informe de la Comisión Murphy, un condena al abuso sexual infantil por parte de sacerdotes.
El informe, publicado en noviembre, dijo que la Iglesia en Irlanda había ocultado “obsesivamente” el abuso infantil en la Arquidiócesis de Dublín, entre 1975 y 2004.
El texto señaló que todos los obispos de Dublín en el cargo durante ese período habían sido conscientes de algunas quejas, pero que la Arquidiócesis había estado más preocupada de proteger la reputación de la Iglesia que de proteger a los niños.
Cuatro obispos han ofrecido su dimisión y el Papa ha aceptado una hasta ahora. El grupo de víctimas ‘One in Four’ pidió la dimisión de otros obispos por participar en una “cultura de encubrimiento”.
Grupos de víctimas dijeron que buscarían una compensación económica, lo que podría provocar una crisis financiera en la Iglesia de Irlanda.
En la Iglesia Católica de EE.UU., golpeada por un escándalo similar en 2002, siete diócesis han pedido la protección por bancarrota tras una oleada de demandas millonarias por casos de pedofilia.