Las pandillas apostaron por la paz y la reinserción social

2007 fue un año decisivo para Turubamba, barrio del sur de Quito.  Los Latin Kings anunciaron a los dirigentes del sector su deseo de participar  con la comunidad en obras o  actividades del barrio.

Ese fue el resultado de seis años de trabajo, impulsado por el  padre Wílmar Alcívar, párroco de la iglesia de Turubamba. “La solución no es reprimir, sino buscar diálogos. Les presto aulas para sus reuniones”, decía  el religioso, a inicios de  2008.

La Dirección de la Policía para la Niñez y Adolescencia (Dinapen) mira con buenos  ojos el proyecto. Desde  2005, el organismo investigó de cerca a la nación y descubrió que el ideal de la mayoría de integrantes de Latin Kings en Quito era tener un trabajo y alejarse de las amenazas. El Municipio capitalino emprendió un proyecto de apoyo a los jóvenes.

En Guayaquil, un proceso sin precedentes fue impulsado desde hace una década por Nelsa Curbelo, a través de la Fundación Ser Paz. Fomentó la cultura de la no violencia y la reinserción social de  30 000 jóvenes que pertenecían a estas agrupaciones.

Desde 2006, el padre José Antonio Maeso  impulsa el proyecto Nación de Paz, que asiste a centenares de jóvenes en barrios marginales de Esmeraldas.

LEY DE COMUNICACIÓN
 ‘La Ley  debe ser tratada con total responsabilidad’

ENTREVISTA A XAVIER MUÑOZ
Abogado y ex político cuencano

Redacción  Cuenca

¿Qué opina sobre  la suspensión de dos medios de comunicación?

No cabe duda de que se trata -no de una acción legal de un órgano de control- sino por una clara decisión política adoptada por el Gobierno. Y esto es criticable dado que el proyecto de Ley de Comunicación estaba en una etapa de discusión,  algo que sucedía de manera inédita en el país. Había un acuerdo unánime de todos los sectores políticos.

 ¿POR QUÉ  ESTÁ AQUÍ?
Su experiencia.  De 61 años, fue dos veces alcalde de Cuenca, en los períodos 1984-1988 y 1992-1996. Además, se desempeñó como  prefecto de Azuay entre 1978 y 1983,  y superintendente de Compañías. Dejó la vida política para dedicarse por completo a su profesión de  abogado.

¿Cómo analiza la ruptura de los asambleístas de oposición con el Gobierno?

Eso va a afectar. Es una reacción correcta, pues se vieron frustrados por la decisión gubernamental, pero no deben amedrentarse. Los asambleístas que tienen un criterio opuesto debieran elevar su voz de protesta. Pero también  creo que quienes están en puestos de responsabilidad pública y la ciudadanía en general se unan para protestar de manera altiva frente a un despropósito como el que vivimos.

En el país se debate sobre un proyecto de Ley de Comunicación, calificado por algunos como ‘Ley mordaza’. ¿Cuál es su criterio?

Tal como está concebida, hay aspectos negativos. La libertad existe o no existe, pero por ningún concepto puede haber una libertad a medias. De allí la importancia de tratar este tema con absoluta responsabilidad. El paso que ha dado la Asamblea Nacional con el ánimo de encontrar salidas es positivo. Se ha prendido una luz para tratar un aspecto fundamental para el país y el desenvolvimiento de la sociedad. Ojalá sea el mecanismo para encontrar salida a otros problemas como las leyes  de Aguas, de Ordenamiento Territorial.

¿Cuáles son los aspectos negativos del proyecto?

El hecho de pretender imponer sanciones,  que a todas luces constituyen una real posibilidad para que se actúe de manera subjetiva y afecte a un derecho o bien común: que es el derecho a estar informado y opinar con libertad.

¿Qué valora de la Ley?

Es necesario que se den regulaciones, pero no un control en los términos concebidos. El hecho de poder suspender o clausurar tiene una gran carga negativa en contra de una libre expresión.

¿Es  necesaria otra norma?

Ya existen leyes. Lo que convendría es revisar las existentes. Por ejemplo, el hecho de que exista libertad no quiere decir que haya carta blanca para un libertinaje o que se afecte a las personas o instituciones. Hay mecanismos para que se haga respetar la dignidad y honra de las personas y hasta para que se rectifique una mala información. En eso la actual Ley es clara, lo importante es que los ciudadanos la respetemos. Quienes hacen opinión pública, los periodistas y los ciudadanos tenemos que tener un comportamiento apropiado respecto a las opiniones que damos.

¿Qué debería contemplar una nueva ley?

No debe estar el control en manos de quienes ostentan el poder porque puede presentarse abusos diversos y pretender implantar una verdad única desde el sector oficial, que no es saludable para el país. Es la opinión pública -en términos generales- la que tiene que moverse de manera acorde a las normas civilizadas que tienen que regir una sociedad, diciendo la verdad.

¿El proyecto actual pretende imponer una sola verdad?

En los términos previstos, si  se aprueba la Ley, hay indicios claros que se desea establecer un control riguroso –desde el Gobierno- que puede  crear temor. Por ventura, la prensa en nuestro país siempre ha sido combativa, apegada a la verdad, y si ha habido en algunos excesos de cualquier naturaleza, las personas que se han visto afectadas han acudido a los organismos correspondientes para reivindicar sus puntos de vista.

¿En su etapa  como Alcalde de Cuenca, Prefecto de Azuay, Superintendente de Compañías se sintió afectado por excesos de la prensa?

Uno no puede estar de acuerdo en todo lo que la prensa señala, puede haber apreciaciones y criterios distintos. Pero hay que distinguir entre una información que se da a través de una noticia por el suceso de algún acontecimiento de los comentarios, donde hay carga de subjetividad. Allí hay contradicciones. Para esos casos existen  los mecanismos de aclaración.

¿Cómo procedía usted?

A través de los mismos medios, de los mismos espacios donde fue emitida esa información (ruedas de prensa).  De ninguna manera me cerraron las puertas para las aclaraciones, porque si eso hubiera pasado también estaría frente a un desafuero.

¿Tuvo alguna mala experiencia con algún medio de prensa en su administración que afectó su honra?

No existieron hechos de esa naturaleza. Se emitió información que en un momento pudo haber afectado la imagen de la institución, pero tuve la misma posibilidad de réplica y eso es bueno en la libertad de expresión.

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