Muy orondo el socialista Rodríguez Zapatero, jefe del Gobierno español desde hace cinco años, ocupó su sitio en la tribuna y se aprestó a contemplar el desfile por el Día de la Raza. Pero apenas las gentes notaron su presencia, estallaron en una ruidosa bronca: pifias, silbidos, gritos de rechazo hasta el punto que las agencias de noticias no pudieron ocultar la información y la contaron al mundo.
Casi al mismo tiempo, el libro escrito por el antecesor en el Gobierno, José María Aznar, del Partido Popular, se ha convertido en una de esas obras que según los dichos generales “hacen roncha”, y “se venden como pan caliente” justo en época de malas noticias, incluso escasez y hasta hambruna.
Lo sorprendente es que Aznar no ha sido un gran literato ni ensayista de altos vuelos. Bajo el título de ‘España puede salir de la crisis’, el libro es harto repetitivo, a momentos machacón pero tiene la virtud de que el lector desde las primeras páginas descubre que no se contrae solo al caso ‘español’, sino que es aplicable al drama que viven muchos otros pueblos de la Tierra, golpeados por la crisis que estalló hacia el verano de 2007.
En efecto, no solo en España sino también dentro de otros países, los gobiernos al principio se esforzaron por negar la existencia misma de la crisis y luego, con acrobática maniobra, han sostenido que la crisis es responsable de toda clase de problemas, y que las políticas adoptadas por ellos –los gobiernos– han sido las más apropiadas para que la gente sufra lo menos posible al recibir los coletazos del conflicto mayor.
Aznar sin pelos en la lengua o, mejor dicho, en la pluma, niega que todos estos criterios sean válidos y siquiera tengan alguna pizca de acierto. Y lo hace mediante una base muy sólida, ya que no acude a endebles ni confusas teorías –a veces no entendidas siquiera por sus inventores– sino que precisa su fundamento mediante cifras estadísticas irrefutables y la experiencia misma de Aznar cuando dirigiera el Ejecutivo entre el 1996 y 2004.
Para muestra, basta solo este botón en torno del más crucial elemento de lo político, lo económico y lo social: “…Uno de los éxitos de los que me siento más orgulloso se refiere a la creación de puestos de trabajo y la lucha contra el paro, durante los 8 años que presidí el Gobierno…
En 2004 dejamos como herencia una economía con 18 millones de empleados, el 50% más de los que dejó el anterior Gobierno socialista en 1996. A lo largo de 8 años de Gobierno habíamos creado más de 5 millones de empleos. Las mujeres y los jóvenes fueron los grandes beneficiarios de estas cifras. Se creó mucho empleo de calidad, empleo estable. De los cinco millones de nuevos puestos de trabajo, 3,6 fueron con contratos fijos”.
De ahí que a pesar de las flaquezas del estilo, no quepa sorprenderse que el libro “se venda como pan caliente”.