Redacción Política
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No es claro el alcance del distanciamiento que el Partido Socialista-Frente Amplio (PS-FA) marcó del Régimen, el 24 de marzo.
La dirigencia de esa agrupación critica la forma en la que el presidente Rafael Correa lleva adelante el acuerdo programático suscrito en la campaña del 2006.
Pese a este descontento, el partido aún no rompe del todo su vínculo con Alianza País. Esperarán a su cumbre de junio para tomar una decisión definitiva.
¿Una ruptura con piola? No, dice el vicepresidente de la lista 17, Gustavo Vallejo. Él quiere que Correa corrija el estilo que imprime su gestión y fortalezca su ideología. Para él, el distanciamiento tiene que ver con la esfera gubernamental, y no necesariamente con las estructuras de la lista 35.
Las críticas del socialismo son a la falta de apertura al diálogo por parte del Gobierno; por su política laboral; a varias leyes, y al incremento en el gasto militar.
En esta lista de demandas, Vallejo no incluye a la cuota burocrática que, como aliado del Gobierno, puede exigir.
De hecho, en el terreno de la política real, la falta de estos espacios ha sido un lastre en su relación con el correísmo. A. País sabe que la presencia socialista en la Asamblea, en parte, se consiguió con el arrastre de los votos de sus listas.
De los cinco legisladores del PS-FA solo uno llegó con bandera propia: Eduardo Encalada (Azuay). Los otros lo hicieron en unión con otros partidos. Tres con A. País (Silvia Salgado, Marisol Peñafiel y el dirigente indígena Pedro de la Cruz) y uno con Sociedad Patriótica (Tomás Cevallos).
En Carondelet, en cambio, la única ministra socialista fue Guadalupe Larriva, quien permaneció nueve días en la Cartera de Defensa. Su trágica muerte, el 24 de enero del 2007, significó el primer ‘impasse’ con el Gobierno. Los socialistas insisten en el esclarecimiento del accidente.
Luego de esta efímera colaboración, quedaron marginados del poder. Su cuota política se reduce a Rafael Quintero, como subsecretario de Relaciones Multilaterales. Mientras que Fausto Dután dirige el Seguro Campesino, Fabián Solano gerencia el Instituto de Crédito Educativo y Becas y Wilson Mayorga, quien estuvo en el Ministerio de la Política, pero renunció hace dos semanas cuando se anunció el alejamiento.
Dentro de la cuota diplomática, el Presidente nombró a Gustavo Ayala, primo de Enrique Ayala Mora, como cónsul en Uruguay.
En la historia reciente del país, los socialistas no han tenido una presencia activa dentro de algún gobierno. En ese sentido, la ambigüedad del PS-FA al definir los términos del alejamiento con Correa -para el analista Farith Simon- no pasa de ser una estrategia de presión. En su lectura encuentra que el ambiente coyuntural es propicio para que la lista 17 adquiera protagonismo.
Por un lado, están los cuestionamientos que surgieron en A. País por la supuesta intromisión del Jefe de Estado en el proceso político contra el fiscal Washington Pesántez. Además está la amenaza de movilización de los indígenas.
En ambos casos, el Partido, aunque pequeño, juega un rol clave.
Silvia Salgado preside la Comisión de Fiscalización que lleva a cabo el juicio a Pesántez. Si ella se separa de A. País, el bloque se queda sin mayoría en este espacio. Eso pudiera generar problemas a los legisladores oficialistas, pues de sus cinco miembros, dos -Gastón Gagliardo y César Rodríguez- se han mostrado distantes a la censura del Fiscal. En este tema, la decisión del partido “es llegar a un juicio contra el Fiscal”.
En la Comisión de Soberanía Alimentaria la situación es similar. Si Pedro de la Cruz llegara a romper con el Gobierno, el bloque se quedaría con cinco vocales. En esta instancia se debate la Ley de Aguas, el principal factor de movilización indígena. Además, si el Régimen quiere detener la protesta indígena necesita del respaldo de la Fenocin, una de las tres organizaciones más grandes del país y afín al socialismo.
Virgilio Hernández, legislador de Alianza País, cree que las cosas no están rotas con el partido. Dice que sus críticas pueden fortalecer el debate en la bancada, que es la más grande de la Asamblea.
El Frente Amplio nació en 1995
El Partido Socialista-Frente Amplio (PS-FA) nació luego de la fusión entre el Partido Socialista Ecuatoriano y el Frente Amplio de Izquierda (FADI), en 1995.
Pero antes de conformar esa alianza, el Partido Socialista Ecuatoriano arrancó como alternativa al Partido Liberal y el Partido Conservador. En una Asamblea celebrada en Quito, en mayo de 1926, se constituyó de manera formal el Partido Socialista, con una ideológicamente identificado con el marxismo.
Luego de la consolidación del PS-FA dio sus primeros pasos en el ámbito electoral. El movimiento Pachakutik promocionó a Freddy Ehlers a la Presidencia, el Partido Socialista-Frente Amplio (PS-FA) e Izquierda Democrática se sumaron, pero Ehlers logra poco más del 17% de los votos.
Seis años más tarde, en los comicios electorales del 2002, esta organización política de izquierda apoyó al defenestrado Lucio Gutiérrez, quien gana la segunda vuelta electoral con ayuda de este grupo político y del movimiento indígena y llegó a la Presidencia.
Pero el partido mostró un desgaste político luego del respaldo al ex presidente Gutiérrez en su afán de destituir, mediante mayoría legislativa, a la Corte Suprema de Justicia de entonces.
Cuando León Roldós, ex socialista, llegó en cuarto lugar en los resultados presidenciales, los socialistas se acercaron al movimiento del actual presidente Rafael Correa. Sin embargo, la decisión de Alianza País de no postular candidatos a diputados generó una primera ruptura con la lista 17. Un alto dirigente socialista comentó que su partido en su claro afán de mantener una presencia legislativa, sí presentó candidatos ante lo cual Correa tomó un marcado distanciamiento.
Finalmente, para las elecciones del 2009, los socialistas tomaron viada de la mano del oficialismo.