¿En el país hace falta una Ley de Comunicación?
Las leyes existen, lo que debe exigirse es su aplicación y cumplimiento para que la noticia sea enfocada con responsabilidad y seriedad. Hay que ser analíticos, autocríticos y más rigurosos.
Según su criterio, ¿hace falta más autorregulación?
Cualquier profesión requiere de una autocrítica porque, como humanos, siempre cometemos errores y hay que enmendarlos para buscar ser los mejores. El periodista es el vínculo entre la noticia y el público, la veracidad será su carta de presentación.
¿Cuál es la alternativa para que los medios se autorregulen, sean autocríticos y hagan un mejor trabajo?
Hay que asumir responsabilidades, sin compromisos ni presiones, sin ejercer juego de intereses, solo diciendo la verdad.
¿Cómo analiza la Ley que propone el Gobierno?
Nada que nazca de lo impositivo es beneficioso, tiene que ser en consenso. Quienes tienen que regular a la prensa son los organismos profesionales, sean nacionales o extranjeros. Piden rendición de cuentas y el periodista cumple con esa exigencia a diario. La gente sabe y por eso escucha, lee o mira. Ninguna Ley nacida de un capricho sirve.
¿Cuál es esa rendición de cuentas que usted habla?
El lector conoce a los periodistas que escriben bien, que tienen buenas fuentes y que se basan en hechos reales. Entonces, ese lector evalúa diariamente y allí está nuestro examen, igual ocurre con los oyentes y televidentes. El público sigue al periodista confiable, que transmite valores y criterios juiciosos.
¿Considera que hay despreocupación de los gremios periodísticos en el tema de organizar talleres o cursos de capacitación?
Si no caminamos con la tecnología no vamos a estar un paso adelante. Los cursos o seminarios siempre serán importantes. Sin embargo, a los pocos que existen no asistimos por falta de tiempo o escasez económica. Debe ser una exigencia la capacitación del periodista.
En el periodismo deportivo, ¿los relatores o comentaristas pecan de subjetividad en ciertos momentos?
De alguna manera sí, sobre todo cuando no se entiende el sentido de pertenencia. Cuando en un partido se habla de un equipo local, como en nuestro caso el Deportivo Cuenca, decimos: ganamos, empatamos, perdimos. Pero no porque el éxito o el fracaso sea del periodista, sino se asume como el club que representa a la ciudad en la que uno vive.
¿En el país hay periodistas deportivos que son hinchas de los clubes nacionales?
Sí y confunden. Toman un bando pero no para testimoniar sino por beneficiarse, eso distorsiona la información.
¿Cuál es la deficiencia del periodista ecuatoriano?
Hay intereses de unos y otros.
¿Qué tipo de intereses?
En lo deportivo, si hablas bien de un determinado club tienes publicidad y eso frena cualquier crítica. Los vínculos deben existir, pero no cohabitar. Eso también ocurre en los otros campos.
¿Cómo analiza el caso del comunicador Carlos Víctor Morales y Barcelona?
Allí es un enfoque diferente, porque se constituye en un atentado a la libertad de expresión. Para mí no es la persona sino el hecho, porque puede suceder con cualquier otro comunicador y no se puede permitir que se coarte la libertad de expresión. Nadie tiene que ponerle barreras a un deber, a un cumplimiento y, sobre todo, nadie puede darme pensando. Es mi derecho de conciencia.
¿Qué sugiere para que haya un periodismo más riguroso en el Ecuador?
Innovación, veracidad, oportunismo, credibilidad y siempre ir de mano con la tecnología. De lo contrario, el lector, oyente o televidente deja de comprar el periódico, cambian de emisora o canal. Debe preocuparnos el día a día, en los diferentes ámbitos: económico, deportivo, político y social. La gente no come cuento porque tiene una libertad de conciencia y escoge el programa o el medio de su preferencia.
¿Comparte las críticas constantes del presidente Rafael Correa a los medios de comunicación privados y a sus comunicadores?
Para mí, es un irrespeto a la persona y al profesional. El señor Presidente tiene que cambiar su actitud en la medida en que tiene que respetar y saber que los derechos de él nacen o mueren donde se inician o terminan el del ciudadano común. Sin respeto una sociedad no puede desarrollarse.
¿La autocensura debe ser diaria en los medios de comunicación y también en sus periodistas?
Reitero, en toda profesión hay que autoevaluarse, dejando de lado los narcisismos y los apasionamientos, sin creerse que es lo máximo. En el país, a veces, el periodista se solapa, tiene su sentimiento y no es capaz de expresarlo, por temor o por favor.