El clima de violencia que se vive en el país es extremadamente peligroso; los acontecimientos desencadenados en la Universidad Central son inimaginables, no podemos entender cómo una horda de salvajes pisoteen el Alma Máter de la Universidad.
Me solidarizo con el doctor Édgar Samaniego, ser humano, médico, profesor universitario, investigador y escritor científico, personaje que ha ocupado el Decanato de la Facultad de Medicina, quien estuvo al frente de la Academia Nacional de Medicina, ha dirigido la Asociación Latinoamericana de Farmacología, alguien reconocido por propios y extraños.
Estos acontecimientos no pueden quedar en la impunidad.
Los de Derechos Humanos deben hacerse presentes para velar por que se respete a las personas. Hay un cierto resquemor: pronto estarán libres aquellos que lideraron en otro momento las agresiones a los congresistas, que estuvieron al frente en las contramarchas. Lo hicieron como garroteros cuando alguien alzaba la voz en protesta a este desgobierno en el que vivimos, Gobierno que ha propiciado la lucha de clases sociales.
Como siempre hay esperanza, anhelo que en esta vez se haga justicia y los culpables paguen por sus actos vandálicos
Édison Calvachi Cruz