Los órganos de iglesia se deterioran

Redacción CulturaCuando el concertista argentino Diego Innocenzi se sentó frente al órgano de la iglesia de La Compañía, antes del concierto, notó que el instrumento estaba defectuoso.  Mientras sus dedos se deslizaban sobre los teclados, un ruido iba en aumento. Poco antes del recital, el problema se evidenció: el motor del órgano se quemó. Era el tercer día del Festival de Música Sacra, el viernes 26 de marzo último, y su segundo concierto estuvo a punto de suspenderse.“Para dar el recital tuvimos que accionar el órgano manualmente, como se tocaba en el siglo XIX. En total cinco personas bombeaban el aire. Esto resultó cansado, pero hubo el  concierto”. El instrumento de la Compañía de Jesús data de 1888. Según Innocenzi, concertista que participó por tercera vez en el Festival, es de gran calidad, pero necesita una restauración a fondo.“Ha sido recuperado, incluso hasta después del incendio (1996) pero no restaurado. Hay mucha sequedad por el clima y la parte interna se está fisurando. Se necesita desarmar, reparar, cambiar sus partes dañadas y armar nuevamente”.Actualmente   el único que funciona -añadió Innocenzi-, aunque no completamente, es el de La Catedral. Ray Cornils, organista de Portland, EE.UU., que también participó por tercera vez en el festival, constató su deterioro.“Fue difícil afinarlo. Nos tardamos unas cuatro horas. Encontramos algunas partes afectadas, pero en general suena muy bien”. Tanto Innocenzi como Cornils resaltaron el valor patrimonial de los instrumentos de las iglesias del Centro Histórico y coincidieron en que deben ser intervenidos pronto  (ver cuadro). El padre Jhan Wilson Morales, organista de San Francisco desde 1987 hasta 1996 y actual párroco de la parroquia de Cochapamba, es uno de los pocos organistas litúrgicos de Quito. Él elaboró un listado de los órganos de 13 iglesias. En esta se indica que la mayoría está deteriorada y no funciona.“Primero hay que tomar consciencia del valor de estos instrumentos. Y habría que cambiar en algunos casos hasta el sistema eléctrico. Por ejemplo, cuando en 1994 se varió la posición de la consola del órgano de San Francisco encontramos los cables recubiertos con tela, que databan de 1932, año en el cual se colocó el instrumento”. Esta restauración, que requeriría de una alta inversión, debe ir de la mano de  capacitación. “Así como se deben recuperar los órganos, también se debe recuperar a los organistas y  formarlos, pues en Quito no hay sitios para aprender a tocar órgano. Si nadie va a tocar, sería innecesario rehabilitarlos”. Diego Santander, director ejecutivo de la Fundación Iglesia de La Compañía, es partidario de revivir a los órganos.

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