Algunas calles de Caracas y de otras ciudades del país permanecían cerradas en repudio de este proceso oficialista para cambiar la Carta Magna. Foto: AFP
La oposición venezolana mantuvo el lunes 31 de julio del 2017 su agenda de protestas contra el Gobierno de Nicolás Maduro, un día después de las elecciones a una Asamblea Nacional Constituyente que empezará a ejercer sus funciones plenipotenciarias una vez se instaure, en medio del rechazo ciudadano e internacional.
Algunas calles de Caracas y de otras ciudades del país permanecían cerradas en repudio de este proceso oficialista para cambiar la Carta Magna, en la resaca de una jornada electoral trágica en la que al menos 10 personas murieron en disturbios y enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad.
Además de estos cortes de vías públicas, que vienen produciéndose desde hace semanas, centenares de caraqueños se concentraron en el este de la capital para rendir homenaje a los muertos del domingo -16 según la oposición- y a los 121 que han fallecido desde el comienzo, el 1 de abril, de esta ola de protestas.
Las protestas -que bajaron hoy de intensidad respecto de otros días- tuvieron una réplica institucional y simbólica en el Palacio Legislativo, que alberga al Parlamento, una institución de mayoría opositora que, según han planteado algunos de los elegidos en los comicios de ayer, podría ser disuelta por la Constituyente.
“Si bien la permanencia de la Asamblea (Parlamento) sesionando normalmente en su espacio natural en el Palacio Federal Legislativo es lo ideal, también tenemos que prepararnos para circunstancias excepcionales”, dijo desde el palacio el expresidente de la Cámara y diputado opositor Henry Ramos Allup.
“Si toman por asalto por las armas, como suelen hacerlo, el Palacio Federal… nosotros tenemos que hacer sesiones en otro sitio”, agregó en alusión a los asaltos al recinto en las últimas semanas por parte de grupos de civiles, a veces armados, que dicen defender la revolución chavista.
Además de un grupo de “colectivos”, que se congregó una vez más fuera del Palacio e impidió la entrada a periodistas y fotógrafos, también estaba en la Cámara su presidente, el opositor Julio Borges, quien insistió en acusar al Gobierno de “inventar” los 8 millones de votos que según el Poder Electoral se registraron el domingo.
“Es un Gobierno que está tan perdido que tiene que inventar imponer un proceso por la fuerza porque el pueblo no lo apoya”, declaró Borges sobre un proceso en el que no participó la oposición, y que a su juicio, compartido por la Iglesia venezolana y otros actores sociales, pretende consolidar una dictadura en Venezuela.
La consumación de las elecciones y las amenazas vertidas tras anunciarse los resultados por el presidente Maduro -que previó que la Constituyente elimine la inmunidad parlamentaria y tome medidas contra medios privados- ha sumido en el pesimismo a algunos venezolanos contrarios al Gobierno.
Contra este sentimiento se pronunció el dos veces candidato presidencial opositor Henrique Capriles: “Disculpen pero frente a lo ocurrido soy muy optimista (…) lo de ayer fue un fracaso histórico, la peor derrota sufrida por el oficialismo en su historia y en la historia del país”.
“Para mí es definitivamente el inicio del tan ansiado y demorado cambio político“, dijo Capriles en un mensaje que difundió en Instagram.
Uno de los factores determinantes para el optimismo de los dirigentes opositores ha sido la reacción internacional a estas elecciones.
Los países más influyentes de la región y del mundo anunciaron ayer que no reconocerán la Constituyente surgida de las urnas el domingo 10 de julio del 2017, y Estados Unidos sancionó hoy directamente a Maduro al congelarle todos los activos que pudiera tener en el país y prohíbe a sus ciudadanos cualquier transacción con el mandatario venezolano.
“No es solo un mal líder, ahora es un dictador”, dijo el asesor de Seguridad Nacional estadounidense, Herbert R. McMaster, quien explicó que Maduro entra en “un club muy exclusivo” del que ya forman parte el presidente sirio, Bachar al Asad; el norcoreano Kim Jong Un, y el de Zimbabue, Robert Mugabe, sancionados por Washington.
“El día de ayer, y el día de hoy, la dictadura no solo demostró que no tiene pueblo, es que ahora no tienen países, no tienen aliados, no tienen nada, no les queda nada”, dijo el diputado Juan Requesens el lunes en un homenaje a quienes murieron en las protestas, donde llamó a perseverar en las manifestaciones contra Maduro.
La alianza opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) se negó a participar en este proceso que consideró fraudulento y en el que, según el Gobierno, votaron más de 8 millones de venezolanos.