Puede parecer insólito. Hablamos de Daniel Baremboim. El reconocido pianista y director de orquesta, figura de la música clásica, nacido en Argentina y de origen judío, vuelve a proponer otra iniciativa ecuménica que habla de su inmensa humanidad. De su talante solidario que trasciende patrias, odios y al paso del tiempo.
Ya el maestro había asombrado a todos con su persistente trabajo en la creación de una orquesta donde jóvenes judíos y palestinos se unían en las partituras del arte universal. Juntos, unos y otros, buscan con música lo que la política y el odio religioso y hasta racial trata de destruir sin contemplación.
Baremboim, de pocas palabras pero acciones audaces, dio el domingo pasado una entrevista al gran diario bonaerense La Nación.
Allí lanzó una idea que para muchos puede ser descabellada pero es sin duda, tan audaz como positiva. Él piensa que Argentina puede dar cabida a miles de sirios, ahora desplazados por la violencia de su país natal, por una guerra civil tan intrincada como absurda que ya cuesta 250 000 vidas.
Mientras Barack Obama y la Unión Europea presionan al gobierno del dictador civil Bashar al Assad, mientras Vladimir Putin prefiere bombardear al Estado Islámico (EI) que ataca al Régimen de su aliado sirio, Baremboin piensa en una salida humanitaria.
Miles de desplazados sirios fugan por Turquía, buscan llegar a Europa y muchos se tocan con la xenofobia, como ocurre en Alemania donde pequeños grupos han empezado a atacar refugiados con bombas y actos terroristas.
Baremboim recuerda la historia de Argentina abierta en los siglos pasados al mundo y tierra de promisión para miles y miles de inmigrantes italianos, judíos y de otros países. País con amplias tierras despobladas y que podría ser una casa para los sirios desplazados.
Se trata de una iniciativa que tendrá detractores, muchos temerosos de que entre los desplazados se filtren terroristas del EI pero un tema que pone a cavilar a la conciencia civilizada y en apuros a los políticos. Baremboim, otra vez, da que pensar, debatir y conmover.