De la Corresponsal en Nueva York
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Los países pobres quieren que se escuche su voz. Su propuesta apunta a que la ONU sea el foro económico que asuma el liderazgo en esta materia, una vez que el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) o el G-20 no han sido eficientes para regular el sistema económico.
Escasas seguridades
En las afueras de la sede de la ONU, en Nueva York, se nota que se trata de una conferencia de los países pobres: sin extremas medidas de seguridad, sin helicópteros controlando los cielos, sin policías por doquier. Y una funcionaria de prensa de la ONU tiene la respuesta ideal sobre lo que sucede: “Es que ahora todos estamos pobres”.
El documento que se debate en la cumbre de la ONU incluye un llamado a una amplia regulación de los fondos de inversión de alto riesgo y sus derivados.
En la cumbre, a pedido de las naciones poderosas, el Fondo Monetario y el Banco Mundial tendrán sus delegados en las mesas de debate.
El Banco Mundial proyecta una brecha financiera de USD
700 000 millones en los países en desarrollo, con el resultado de 1,5 a 2,8 millones de muertes infantiles para 2015 y más de 100 millones de personas cayendo en la pobreza extrema cada año en tanto dure la crisis.
La propuesta resuena en la primera cumbre económica que la ONU organiza para abordar la crisis mundial y que empezó ayer en Nueva York. Sentar a los países miembros y lograr acuerdos entre ricos y pobres no ha sido fácil. Hasta entrada la noche del martes se presionaba por una declaración conjunta que deje en claro que la responsabilidad de la crisis recae sobre las naciones ricas.
En la cita global, que se prolongará hasta mañana, participan representantes de 126 países del mundo. Aunque no asistirán los jefes de Estado de las naciones más poderosas, sí tendrá la participación de 14 presidentes de los países en desarrollo, entre ellos el ecuatoriano Rafael Correa, el venezolano Hugo Chávez y el boliviano Evo Morales.
“Sabemos que ha habido mucha resistencia de los países desarrollados a discutir temas de la crisis dentro del ámbito de la ONU. Pero para nosotros este es el espacio legítimo, pues hasta ahora la crisis ha sido abordada entre miembros que no incluyen a la mayoría”, dice Roberto Bissio, coordinador de Social Watch.
En opinión de Bissio, los países grandes de Latinoamérica no están en esta cumbre financiera porque “quizá se sienten que ya están representados en el G-20 y no le están dando importancia a esta cita histórica. Estamos convencidos de que la sociedad civil puede aportar y la ONU es el foro para que nos escuchen”.
El crecimiento económico en las naciones pobres caerá de 8,3% en 2007 a un 1,6% este año. El temor dentro de la ONU es que la crueldad de la crisis aún no llega en su amplia dimensión a América Latina.
“No todo lo que dice Washington es lo mejor”, comenta James Paul, director del Global Policy Forum. Según él, hay algo que está claro:
“La cumbre no producirá un nuevo orden económico. Tampoco lo ha hecho el G-20, pero sí tendrá cierto grado de influencia porque
ideas muy importantes se pondrán al debate”.
Hasta ahora no ha habido un foro en el cual los países pobres debatan la recesión y la ONU encontró que puede asumir ese papel y
“nosotros tenemos la oportunidad histórica y colectiva de traer de nuevo la estabilidad del orden económico y financiero”, en opinión del embajador Miguel d’ Escoto, presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
La coincidencia de los expertos en temas de la ONU es que la mayoría de naciones está harta de los foros tradicionales, donde no les dan voz ni voto. “Es responsabilidad de la ONU hacerle notar a la Casa Blanca que el mundo no quiere que Wall Street regrese oronda como en sus viejos tiempos”, insiste Paul.
El documento que se somete a debate tiene 15 páginas y no es del suficiente agrado para varios países pobres. Estos insisten en que se siente un precedente de severa crítica a las naciones poderosas, por ser las causantes de la crisis. Tampoco satisface a miembros del G-20, que ven en la propuesta de crear un consejo económico de la ONU una intromisión en un asunto que hasta hoy es exclusivo del FMI y del BM.