La necesidad de cambiar el perfil académico del maestro es el gran escollo de la reforma colombiana. A criterio de Marcela Bautista, “el maestro tiene un sueldo promedio de USD 500 mensuales. Y según los viejos y nuevos escalafones, las aspiración salarial no va a superar los USD 1 500, en el mejor de los casos”.
Ante esa realidad, no existen ni los recursos económicos, por parte de los profesores, ni la motivación personal por realizar una maestría de cuarto nivel para ascender en el escalafón. “En la Universidad Nacional, que es pública, una carrera de posgrado no cuesta menos de USD 5 000”.
Víctor Manuel Gómez señala que por esta carestía se abrió una serie de estudios de cuarto nivel de muy mala calidad, que solo permiten que los maestros cumplan con un mero formalismo y no se capaciten en realidad.
Tal y como está definido el nuevo escalafón, tiene un error grave. Un profesor profesional de escala 2 gana unos USD 800 en promedio. Si obtiene una maestría pasará a escala 3, pero de manera incomprensible, su salario sufrirá un retroceso de casi USD 200.
A partir de ese bajón remunerativo irá avanzando nuevamente en las evaluaciones de rigor y aspirará en el futuro a un salario superior a los USD 1 000. “Frente a este error que no fue corregido, ¿qué profesor va a querer capacitarse?”, opina Bautista.
El tercer componente es la permanencia del profesor en su cargo, la misma que se supedita a constantes evaluaciones. Un bajo resultado académico consecutivo es causal de destitución.