Washington. Reuters y Red. Mundo
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Barack Obama decidió encaminar una renovada agenda de trabajo. En su discurso sobre el Estado de la Unión, el Presidente de EE.UU. intentó convencer a los estadounidenses de que sus prioridades son fomentar el empleo y la economía en un intento por recuperar popularidad.
Un día después de su discurso, en el cual trató de reconectarse con el público, Obama se dirigió a Tampa, Florida. Allí el Mandatario dio a conocer un fondo de USD 8 000 millones en garantías para proyectos de ferrocarriles de alta velocidad, que según la Casa Blanca crearán empleos y transformarán el sistema de transporte por tren de Estados Unidos.
Tres reacciones
“Obama se dirigió a los independientes, los que lo llevaron a la Casa Blanca pero abandonaron a los demócratas en Massachusetts”: Robert Lehrman, analista y ex redactor de discursos presidenciales.
“El Gobierno intenta hacer demasiado y elevará el déficit fiscal a niveles peligrosos”: Bob McDonnell, gobernador de Virginia.
“El discurso fue esperanzador, aunque ya en anteriores ocasiones nos hemos esperanzado”: Janet Murguía, de la ONG latina La Raza.
Con un bajo nivel de aprobación en sondeos y un mandato cuestionado luego de su primer año en el poder, Obama intentó demostrar a los televidentes, el miércoles por la noche, que entendía su difícil situación causada por una frágil recuperación económica y un desempleo del 10%.
El Presidente declaró que la creación de empleos era “la prioridad número uno de 2010” y prometió no abandonar su lucha por la reforma de salud, pese a la sorprendente pérdida demócrata de un escaño senatorial clave la semana pasada, que puso en peligro su agenda legislativa.
En una señal de las dificultades que afronta Obama, el senador republicano John McCain dijo al canal CBS que no respalda la iniciativa del Mandatario para un nuevo proyecto de ley de empleos. Y argumentó que será la repetición de una fallida política.
Obama, quien ha tenido que luchar contra la recesión económica y los conflictos en Iraq y Afganistán, admitió que cometió errores y que su primer año en el cargo ha sido difícil.
Pero el Jefe de la Casa Blanca prometió no dejar de lado sus esfuerzos por terminar con el bipartidismo de Washington. Y ofreció llevar adelante su ambiciosa agenda sobre salud, energía, reformas financieras y cambio climático, incluso pese a que muchos demócratas temen perder sus puestos en las legislativas de noviembre. “Nosotros no renunciamos, no renunciamos”, dijo ante el Congreso, dividido en líneas republicanas y demócratas sobre las políticas de Obama.
El Presidente se comprometió también a aprobar nuevas reglas para Wall Street, pero dijo que no estaba “interesado en presionar a los bancos”, comentarios que impulsaron los futuros de acciones estadounidenses. Y Obama recibió una buena noticia. el Senado votó a favor de la nominación de Ben Bernanke para un segundo período de cuatro años al mando de la Reserva Federal. A Bernanke se le ha dado el crédito por sacar a la economía estadounidense de la severa crisis financiera.
Los mercados globales subieron por la propuesta de creación de empleos de Obama. Pero las acciones estadounidenses cayeron tras la divulgación de datos más débiles que lo esperado sobre los pedidos de bienes duraderos y subsidios por desempleo, que avivaron la incertidumbre sobre la recuperación económica.
Además, Obama sostuvo que trabajará para sacar a EE.UU. “del masivo agujero fiscal”. También dijo que estaba dispuesto a usar su poder de veto para establecer disciplina en el presupuesto. Está previsto que el déficit estadounidense -que llegó a un récord de USD 1,4 billones en 2009 o el 10% del Producto Interno Bruto- caiga levemente este año a USD 1,35 billones, según la Oficina de Presupuesto del Congreso.
Obama prometió duplicar las exportaciones en cinco años para ayudar a crear empleos, un anuncio que afectó al dólar y llevó a algunos en el mercado a pensar que el Gobierno pudiera buscar una divisa estadounidense más débil.