Obama se pone en campaña para sacar adelante el acuerdo nuclear con Irán

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El presidente de EE.UU. Barack Obama durante una reunión con niños en la Casa Blanca. Foto referencial: AFP

No es una elección lo que tiene por delante. Pero con el mismo o más entusiasmo que en una campaña, el presidente Barack Obama está poniendo todo su empeño para instalar la idea de que el acuerdo marco negociado con Irán "no sólo es la mejor apuesta" posible sino que, además, es una de ésas que ocurren "sólo una vez en la vida".

Se pasó el fin de semana hablando de eso y no ha parado. Incluso convocó al Salón Oval a uno de los columnistas estrellas de The New York Times, Thomas Friedman, para que lo entreviste y le permita explayarse sobre por qué es el mejor acuerdo posible.

En su mensaje semanal, advirtió que la "alternativa" a la vía diplomática es el riesgo de que Irán construya una bomba atómica o, en caso contrario, pasar a las armas y "bombardear" sus instalaciones nucleares, con lo que se daría paso a un conflicto impredecible. Por eso se mostró convencido de que la "mejor apuesta" es la vía diplomática, porque ella abrirá la posibilidad de que las instalaciones nucleares de Irán sean sometidas a inspecciones y revisiones técnicas "sin precedentes", de modo de garantizar que cumple con su promesa de producir material atómico sólo con fines pacíficos.

Es la idea que repitió en la entrevista con The New York Times y otro tanto hará en las horas por venir. Lo que tiene por delante es una carrera contra reloj y un campo minado de presiones, marcado por el escepticismo y las dudas de quienes, dentro y fuera del país, se oponen al acuerdo y están dispuestos a torpedearlo.

El tiempo para lograrlo ya entró a correr. A partir de hoy quedan sólo 85 días hasta alcanzar la fecha tope del 30 de junio. Para entonces, lo que hasta ahora es sólo un principio de entendimiento deberá estar traducido en medidas y compromisos concretos.

"Lo que debe quedar en claro es que, hasta ahora, no se ha firmado nada", previno David Ignatius, que escribe sobre seguridad nacional en The Washington Post. Aludió así a la "declaración conjunta" (esa es su definición técnica) negociada por Irán y seis países: Rusia, China, Gran Bretaña, Francia, Alemania y los Estados Unidos. El desafío, ahora, es darle forma.

"Mi esperanza es que podamos encontrar la forma de trabajar juntos", dijo Obama, en referencia, especialmente, a las críticas que enfrenta en el Congreso, donde senadores republicanos están buscando la forma de bloquear el entendimiento.

Justamente la oposición de la mayoría de los republicanos es la baza que juega el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, convencido de que el entendimiento implica "poner en riesgo la existencia de Israel" como Estado. En Netanyahu y en su alianza con los senadores republicanos se encuentra el principal frente que debe abordar la Casa Blanca para llevar adelante su empresa.

La línea central del mensaje está en que nada de lo acordado pone en riesgo a su "aliado estratégico" así como en renovadas promesas en el sentido de un apoyo incondicional a Tel Aviv en el supuesto caso de que Teherán incumpla lo prometido. "Yo mismo viviría como un fracaso personal" si, como consecuencia del acuerdo, Israel termina siendo "más vulnerable", se sinceró Obama.

No está sólo en esa prédica. La demócrata Dianne Feinstein se está convirtiendo en una de sus principales espadas en el Senado. Experta en cuestiones de inteligencia y de seguridad, la legisladora previno sobre la posibilidad de que Netanyahu termine aislando internacionalmente a Israel con una posición para la que no encuentra fundamento. "No creo que a Israel le convenga aparecer oponiéndose y rechazando esta posibilidad", dijo.

Una de las principales dudas es el ritmo con el que Irán obtendrá la contracara que le corresponde por su declarado compromiso. Esto es: cuándo y de qué forma se levantarán las sanciones que ahora ahogan su economía y que fueron, en definitiva, las que ayudaron a que aceptara negociar un compromiso nuclear.

"Será una remoción gradual", sostuvo ayer el vocero presidencial Josh Earnest. "Los detalles del mecanismo aún no han sido acordados", añadió, aunque dejó en claro la posición de la Casa Blanca en el sentido de que el alivio debería darse en un proceso escalonado.

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