Biskek, Reuters
Los autoproclamados nuevos líderes de Kirguistán agradecieron hoy a Rusia por su ayuda para derrocar al presidente Kurmanbek Bakiyev y dijeron que pretenden cerrar una base área de Estados Unidos que brinda suministros a las fuerzas desplegadas en Afganistán.
Sus comentarios dan cuenta del derrocamiento de ayer de Bakiyev, quien huyó de la capital Biskek cuando una multitud asaltaba edificios gubernamentales, en un contexto de rivalidad entre superpotencias en el centro de Asia.
Tan pronto como los presidentes estadounidense, Barack Obama, y ruso, Dmitry Medvedev, firmaron un acuerdo de reducción de armas en Praga dentro de los esfuerzos por “restaurar” las tirantes relaciones, un funcionario de la delegación de Medvedev instó a los nuevos gobernantes de Kirguistán a cerrar la base de Estados Unidos.
El funcionario, quien declinó ser citado, indicó que Bakiyev no había cumplido con su promesa de cerrar la base aérea de Manas y dijo que solo debería haber una base en Kirguistán: la rusa. Omurbek Tekebayev, ex líder opositor kirguiso que se hizo cargo de los asuntos constitucionales en el nuevo Gobierno, dijo que “Rusia jugó su rol en el derrocamiento de Bakiyev”.
“Ustedes han visto el nivel de alegría rusa cuando vieron que Bakiyev se había ido”, dijo a Reuters. “Así que ahora existe una alta posibilidad de que la duración de la presencia de la base aérea de Estados Unidos se acorte”, agregó.
El primer ministro ruso, Vladimir Putin, negó que Moscú haya desempeñado un papel en los disturbios en la ex república soviética, que Rusia considera abiertamente como parte de su propia zona de influencia.
Pero, fue el primer líder internacional en reconocer a la opositora Roza Otunbayeva como nueva líder de Kirguistán y la llamó por teléfono poco después de que ella anunció que estaba al mando.
El general ruso de más alto rango dijo que 150 paracaidistas habían sido enviados a la base rusa de Kant en Kirguistán y la oficina de Medvedev precisó que ellos protegerían a los ciudadanos rusos en su embajada y otras instalaciones diplomáticas.
Control de todo el país
Otunbayeva, que una vez ejerció como ministra de Relaciones Exteriores de Bakiyev, dijo que el Gobierno interino controlaba todo el país, excepto la base de Osh, desde donde gobierna Bakiyev y Jalalabad en el sur, y afirmó que tiene el respaldo de las fuerzas armadas y los guardias fronterizos.
Bakiyev tiene en el sur del país su tradicional base de poder en una nación dividida por la rivalidad de clanes. Otunbayeva agregó que la situación de la economía de Kirguistán era “bastante alarmante” y necesitaría ayuda externa.
Contó que Putin había preguntado cómo podía ayudar Rusia. “Estuvimos de acuerdo en que mi primer colaborador y el ex primer ministro de la república, Almaz Atambayev, volaría a Moscú y formulará nuestras necesidades”, afirmó a la radio Ekho Moskvy de Rusia. Putin no prometió una suma específica, dijo.
“Pero el hecho de que él llamó, habló muy bien, entró en detalles, preguntó acerca de los detalles (…) me emocioné con eso. Es una señal”, añadió.
Otunbayeva manifestó que Bakiyev estaba encerrado en Jalalabad. “Lo que hicimos ayer fue nuestra respuesta a la represión y a la tiranía contra el pueblo por parte del régimen de Bakiyev”, dijo a periodistas.
Kirguistán, un país de 5,3 millones de habitantes, tiene pocos recursos naturales pero ha construido gran parte de su posición en la intersección de las esferas de influencia rusa, china y estadounidense.
Washington ha utilizado la base de Manas para enviar suministros a las fuerzas que luchan en Afganistán contra insurgentes talibanes desde que perdió una instalación similar en Uzbekistán, aparentemente por la presión de Moscú.
Bakiyev anunció que la base de Manas sería cerrada durante una visita a Moscú el año pasado, en la que se aseguró una ayuda para la crisis de 2.000 millones de dólares, y después aceptó mantenerla abierta con un alquiler mayor.
Estados Unidos dijo que no había decidido aún si iba reconocer el Gobierno de Otunbayeva. El encargado de asuntos internacionales de Estados Unidos en Biskek se reunió con Otunbayeva, mientras que en Washington un alto diplomático recibió al ministro de Relaciones Exteriores de Bakiyev, Kadyrbek Sarbayev.
“Nuestro mensaje a ambos es el mismo”, dijo el portavoz del Departamento de Estado P.J. Crowley en un encuentro con la prensa.
“Continuaremos exhortándolos a resolver esto por la vía pacífica”, agregó. Michael McFaul, un destacado asesor de la Casa Blanca sobre Rusia, dijo a periodistas en Praga: “No es un golpe antiestadounidense. Eso lo sabemos a ciencia cierta y este no es un golpe patrocinado por los rusos”.
Medvedev y Obama no discutieron sobre la base, agregó. Un funcionario estadounidense dijo que estaban considerando hacer un comunicado de prensa conjunto sobre Kirguistán, pero no fue emitido.
Base aún operando
El Pentágono dijo que en la base se seguía llevando a cabo operaciones limitadas y que el apoyo a Afganistán no se había visto seriamente dañado.
Mientras, las calles de la capital estaban tomadas por alborotadores y había saqueos generalizados, un día después de que al menos 75 personas murieran en enfrentamientos entre la policía y los manifestantes.
El autoproclamado ministro del Interior ordenó a las fuerzas de seguridad que dispararan a los saqueadores.
El levantamiento fue detonado por el descontento por la corrupción, nepotismo, y el incremento de los precios energéticos.
Un tercio de la población vive por debajo del nivel de la pobreza.