Parte de esta información ha sido enviada por el ciudadano ecuatoriano Rodrigo Montalvo, quien vive en Nueva Jersey, a Patricio Benalcázar, director Nacional para la Protección de Personas en Movilidad Humana, para que se investigue y se tomen acciones.
Pero -según él- no se ha hecho nada, aparte de “encubrir las irregularidades del anterior Defensor del Pueblo”. Entre esas quejas están las relacionadas con Amelia Sánchez, quien es asistente administrativa de la Defensoría del Pueblo en Nueva York.
A ella se la acusa de trabajar solo dos horas las noches del martes, dos los jueves y cuatro los sábados. Este Diario comprobó que, en efecto, ese es el horario de labores. Aunque Sánchez aseguró que el teléfono de su casa no descansa con llamadas de trabajo y que el año pasado envió unos 150 casos para que se haga un seguimiento, entre Ecuador y Nueva York.
Su salario, según el documento que mostró a este Diario, es USD 886. “¿Cree que con eso puedo vivir en Nueva York?”, preguntó.
Sin embargo, la queja que más pesa contra ella es la de supuesto nepotismo, pues resulta ser la esposa de Freddy Sánchez, el anterior representante de la Defensoría del Pueblo en Nueva York.
“¿Acaso los cargos se reparten por herencia o se hizo concurso de merecimientos?”, pregunta el dirigente Walter Sinche. Ella dice que no: “Yo tuve que llenar una serie de requisitos”. En la lista que ofreció sobre los requerimientos ninguno de ellos es de relevancia, excepto el título de abogada.
“¿Usted palanqueó el cargo?”, se preguntó a su esposo: “No hay nada de ilegal en eso”, respondió Freddy Sánchez. “Además, en la Defensoría del Pueblo de Guayaquil trabajé ad honórem desde 2003 hasta 2007”, mencionó Amelia Sánchez.
Insistió en que su cargo es de asistente administrativa y que responde a la defensora del pueblo en Estados Unidos, Amanda Merritt.
Su salario y los USD 500 que se pagan para rentar una oficina en el Comité Cívico Ecuatoriano son las únicas cantidades presupuestadas, dijo.