Redacción Guayaquil guayaquil@elcomercio.comUn comunicado de dos hojas sorprendió a Enrique Castillo, quien cuida una camaronera de tres hectáreas en la isla del Lagarto (Golfo de Guayaquil). Allá se llega luego de una hora de viaje en lancha desde la Capitanía del Puerto, en el Guasmo. En el documento se solicita el desalojo de por lo menos una hectárea de camaronera, construida sin permiso y que destruyó una parte de los manglares.Son instalaciones tradicionales que tienen una bomba de agua, dos tanques, una bodega de caña y una canoa. Tres perros y cuatro gallinas acompañan a Castillo, un empleado de la camaronera que pertenece a Tomás Guaricocha.
Los datos del sectorLa mayoría de los desalojos se realizarán en los alrededores del Golfo de Guayaquil que concentra el 80% de las extensiones.En el país existen cerca de 162 000 hectáreas de las cuales 56 000 son concesionadas del Estado ya que se ubican en las zonas de playas y bahías.La subsecretaría de Acuacultura registró a 463 dueños de camaroneras que no actualizaron sus documentos ni se regularizaron . Se estima una extensión de 20 000 hectáreas.Los camaroneros critican más el proyecto de Ley de Aguas que los desalojos de las camaroneras. César Monge, presidente de la Cámara Nacional de Acuacultura dijo que eso es una burla para el sector.Castillo pensaba que lo iban a sacar de la camaronera donde gana USD 200 al mes. Calcula que en 30 días se realizará la cosecha en una piscina de dos hectáreas. Se espera conseguir 1 500 libras por hectárea. La segunda, ubicada a un costado, está seca. Castillo, de 70 años, vive solo en una pequeña casa de caña cubierta con plástico. No podrá utilizarla porque será reforestada. La notificación fue entregada por Roberto De la Cruz, asesor legal de la Dirección Nacional de los Espacios Acuáticos (Dirnea), quien fue acompañado de seis infantes de marina. En el documento se explica que por ocupar zonas de playas en forma ilegal serán desalojados. La mayoría fue construida después de 1999 y en áreas protegidas. De la Cruz contó que si se trata de piscinas en producción se dará 30 días de plazo para que las cosechen y las desalojen. “Si están secas tienen ocho días para salir y empezar la reforestación”.Las notificaciones no tenían nombres, los cuales se anotaban al llegar a las instalaciones. Esta tarea resultó complicada en el caso de la isla Lagarto, ya que hasta los Infantes de Marina se perdieron en los esteros del Golfo. La vía principal es el canal de acceso al puerto Marítimo donde circulan los buques. A un costado existen los esteros que son brazos de mar que rodean pequeñas islas donde están las camaroneras.Luego de dos horas de búsqueda, la lancha de los marinos llegó a la segunda camaronera para notificar el desalojo de las piscinas que están en áreas protegidas y sin permiso. Se trataba de la camaronera Fortunagro, de 22,2 hectáreas, pero alquilada a otra persona. Franklin Luca, administrador, recibió la notificación y sostuvo que su responsabilidad era cuidar las 29 hectáreas. Miguel Maiquema, marino encargado de localizar las piscinas, dijo que las diferencias en el número de hectáreas se origina porque se ampliaron sin pedir permisos y talaron los manglares. “Tiene tres hectáreas en lugares ilegales. En 30 días deben cosechar y luego desalojarla”.Maiquema explicó que ya tienen ubicadas a las camaroneras pero en algunos casos no tienen los nombres de los propietarios.Luca, que lleva nueve días en el puesto, se limitó a decir que informará a su patrón para que ya no utilice esas piscinas. La zona tiene dos casas de cemento, bombas de agua, muelle y varios botes. El objetivo es notificar a 234 camaroneros que representan una extensión de 3 047 hectáreas. El plazo para hacerlo es de 30 días y la mayor parte se ubica en el Golfo de Guayaquil.