Nunca fueron consideradas zonas de riesgo, pero en los últimos años, la lluvia ocasionó serios daños materiales.
A la lista de 76 zonas inseguras que el Municipio incluyó en el Plan Lluvias el 2013, se suman otros sectores que no habían sido tomados en cuenta: El Triunfo, Cotocollao y Santa Rosa de Pomasqui.
Las zonas de riesgo es uno de los temas que la nueva administración municipal debe revisar.
El tema fue puesto sobre el tapete luego de que el viernes pasado, una familia que vivía en Atucucho, perdió su vivienda cuando la pendiente cedió, su casa se destruyó y el material suelto enterró hasta el cuello a uno de sus hijos.
La familia Pazmiño fue evacuada y llevada a uno de los 42 albergues del Municipio.
Hay familias a lo largo de los barrios del noroccidente que viven una realidad similar y sin embargo, no forman parte del listado municipal de zonas inseguras.
Sus moradores piden ser incluidos y beneficiarse con capacitación para evitar desgracias y pérdidas.
Juan Zapata, secretario de Seguridad y Gobernabilidad, insiste en la necesidad de crear otro mapa de riesgo actualizado de la ciudad, pues la situación se ha modificado en los últimos años. El primer paso, dice, es empezar un plan ofensivo para visitar los sectores vulnerables e identificar las zonas en verdadero riesgo.
Nuevos peligros
A Mercedes Regalado, de 76 años, nunca una autoridad la ha visitado. Ella vive sola en una casa en la calle San Vicente, en El Triunfo. La parte trasera de su vivienda colinda con un muro de tierra que tiene un corte vertical y se lo ve húmedo.
No ha llovido en los últimos dos días, pero los aguaceros de la semana pasada bastaron para que la tierra retenga el agua. Cada vez que llueve, dice, el temor la invade.
En Cotocollao, el agua que descendió de las partes altas de la zona (avenidas Real Audiencia y 10 de Agosto) tapó las alcantarillas y el agua se elevó más de dos metros en el patio de la casa de los Alba.
En Pomasqui, una cantera que no fue cerrada técnicamente, dejó caer material y piedras enormes sobre el caserío y siete familias se quedaron sin hogar.
Pero hay otro problema: en los lugares que sí son identificados como peligrosos no siempre se ha trabajado a profundidad con la comunidad.
La Esperanza, por ejemplo, es considerada zona de riesgo. Pero, a pesar de que tres casas han caído al río, no hay una solución concreta, según los moradores.
Algo similar ocurre en Vista Hermosa, donde cerca de una decena de casas se asientan junto a la quebrada Curiquingue.
María Paspuezán, de 65 años, sabe que vive en riesgo, a unos cinco metros de la quebrada. Cuenta que hace un año, varios técnicos visitaron el sector y les informaron del peligro.
Recuerda que cada casa, para aplanar el terreno, desbancó y arrojó el material hacia la quebrada. Sobre esa tierra, luego, se asentaron otras personas.
Ese es el escenario actual del noroccidente de la ciudad frente a las lluvias.
Emilio Rojas, urbanista, explica que la geografía de Quito es el principal punto débil de la ciudad. “Quito es una gran quebrada, tiene rellenos por todos lados, tiene un crecimiento desordenado y eso, a la larga, pasa factura”.
Las casas del noroccidente tienen algo en común: están incrustadas en las laderas de las montañas cercanas al Pichincha, al borde de quebradas Atucuho, Toctiuco, la Comuna, Vista Hermosa y Pisullí, son algunos de los barrios que se asentaron, desde hace más de 30 años, sobre lomas.