Montevideo. DPA
El 10% de la población de América Latina tiene algún tipo de discapacidad, acorde con la media mundial, pero las cifras no son muy precisas, debido a que en algunos países no hay censos ni encuestas.
La discapacidad, entendida como “deficiencias de las funciones o estructuras corporales y limitaciones en la actividad o restricciones en la participación”, sigue siendo además un tema del que se habla, se hace poco y por eso suele ser poco visible. El Día Internacional de las Personas con Discapacidad, que se recuerda cada 3 de diciembre, encuentra a varios países empeñados en mejorar la situación de estas personas.
En Brasil, Venezuela, México, Ecuador y Uruguay, por ejemplo, existen legislaciones, algunas de avanzada, que apuntan a proteger y reinsertar a estas personas, pero las exigencias de esas leyes no se reflejan en la realidad. Hay dificultades para la aplicación y el seguimiento de esas disposiciones, de manera que, en general, se siguen postergando los derechos de estos ciudadanos. “No es un problema de legislación sino de voluntad política”, dijo en Montevideo Alberto Della Gatta, titular de la estatal Comisión Nacional Honoraria para las
Discapacidades. Reconoce, sin embargo, que ha habido avances en la región. La mayoría de los programas existentes en América Latina apunta a exigir una infraestructura básica, equipamiento urbano y espacios públicos que cuenten con señalización e incluyan tecnologías para facilitar el acceso y desplazamiento de personas con discapacidades.
En Brasil, Venezuela, Chile y Uruguay hay leyes que obligan a la integración social, asistencia educativa, prohíben la discriminación en el mercado laboral y establecen cupos para estas personas en oficinas públicas, pero esos derechos pocas veces son respetados y hallan resistencia en el sector público y privado.