El ícono de la retórica contra la prensa libre, Ignacio Ramonet, nos visitó la semana pasada para hablar de periodismo, de libertades, de medios públicos y privados y de una buena cantidad de teoría de la comunicación.
Algunos se defraudaron, esperaban que el teórico español radicado en París hablara de una comunicación totalitaria y estatista exclusivamente, no fue así. Expresó su total respaldo a la libertad de expresión. Claro, para un comunicador que conoció lo que fue la España de Francisco Franco, ese valor es superlativo.
El siguiente párrafo difundido por la Cancillería es textual. “Los medios públicos pueden tener una enfermedad infantil al ser demasiado gubernamentales. Los gobiernos poco a poco irán tomando distancia respecto de los medios públicos en cuanto tengan la garantía de que estos hagan una información seria, rigurosa y lo más imparcial posible”.
No es idea de Ramonet que la mejor prensa es la que practican los buenos periodistas. Ocurre en Le Monde o en The New York Times, en la televisión de España o en Televisa, no es ningún secreto. En muchas sociedades conviven con plena autonomía los medios públicos y los privados, ambos tienen una misión. No deben ser antagónicos pero sí muy competitivos al momento de presentar información o noticias.
Pese a lo que muchos creían, Ignacio Ramonet no vino a dividir. Si bien expresó que es necesaria una ley de comunicación, no satanizó a los medios privados. Las audiencias prefieren a los medios que hacen bien las cosas, pero sobre todo a los independientes del poder político. Aquí reproduzco otro párrafo de la información oficial. “Tanto los medios públicos como privados no deben tener una visión diferente, los medios privados no tienen la función de la oposición política y los medios públicos tampoco deben ser la expresión del Gobierno”.
Más claro imposible. Entonces por qué tanta bronca, me vuelvo a preguntar. ¿Por qué hemos llegado a la exageración de que algunos medios públicos se han propuesto denigrar a los medios privados? ‘De ganita’, como dicen hoy los jóvenes.
Las experiencias que cada cierto tiempo nos traen algunos teóricos de la comunicación debemos valorarlas y aprender de lo bueno para no repetir los errores. La BBC de Londres es una buena experiencia de medios públicos; la injerencia del poder político es inexistente.
Algo similar ocurre con radio Nederland donde, pese a ser estatal, el Estado no interviene en el Directorio. Y ni se diga la RAI, la Radio y Televisión de Italia. Tiene tres canales, uno transmite las sesiones del Congreso, otro difunde documentales y el tercero programas de entretenimiento y noticieros, donde se ve a Berlusconi solo si es que tiene algún mérito periodístico, nunca para satisfacer su insaciable ego.