'El niño de la maleta' se reúne con su madre en España

Adou

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Adou permaneció durante un mes en un centro de acogida de menores de Ceuta. Foto: AFP

El niño marfileño Adou Ouattara que fue descubierto dentro de una maleta cuando intentaban introducirlo ilegalmente en España, se reunió este lunes 8 de junio con su madre en el enclave norafricano de Ceuta, mientras la justicia ordenaba poner en libertad a su padre.

“Estamos muy contentos. Llevamos aquí al pequeño y también vamos a intentar ir a por el padre”, afirmó el abogado de la familia, Juan Isidro Fernández Díaz.

“Hemos pagado la fianza y le van a poner en libertad”, aseguró el letrado a los medios, en referencia Alí Ouattara, que se encontraba en prisión preventiva desde el 8 de mayo.

Un día antes, los agentes de la Guardia Civil del puesto fronterizo del Tarajal, en Ceuta, se habían quedado boquiabiertos al descubrir en el escáner la silueta del niño, acurrucado en la pequeña maleta de una adolescente que fue detenida.

Un mes después, Lucie, la madre del pequeño ha podido recoger a su hijo, de 8 años, que ha permanecido durante este tiempo en un centro de acogida de menores de Ceuta, hasta que los análisis de ADN han demostrado que son familia.

“Ha llorado un poco la madre”, comentó la jefa del Área de Menores de Ceuta, María Antonia Palomo, en referencia al reencuentro con el pequeño. “Hoy ha sido un día muy feliz”, insistió.

Las imágenes de televisión mostraron un pequeño Adou mirando por la ventana, esperando impaciente la llegada de su madre. Ahora la familia podrá regresar a Puerto del Rosario, en la isla de Fuerteventura, en el archipiélago atlántico de las Canarias.

Allí viven legalmente Alí y Lucie Ouattara con su hija Myriam, de 11 años, mientras otro de sus hijos, Ismael, de 21 años, trabaja en la región de Murcia, en el sureste de España.

Adou, por su parte, se había quedado en Costa de Marfil, en el pueblo de Assuefry (noreste), junto a su hermano Michael y su abuela.

Tras la muerte ésta, Alí pidió la reagrupación familiar de Adou, que las autoridades españolas denegaron por cuestiones administrativas.

Según su abogado, el padre pagó entonces 5 000 euros a traficantes de personas, creyendo que éstos proporcionaría un pasaporte y un visado al niño y no que intentarían hacer cruzarle en el interior de una minúscula maleta.

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