Redacción Sociedad
El verdoso paisaje del parque Itchimbía se matizó con los trajes autóctonos de 14 nacionalidades indígenas del país. Desde ayer, 250 niños, niñas y adolescentes indígenas participan en el Reencuentro Plurinacional por el Cumplimiento de la Agenda Mínima de la Niñez y Adolescencia Indígena.
Bajo el lema, Retornamos para que nuestros sueños se hagan realidad, actualizarán la agenda que busca el cumplimiento de sus derechos, elaborada en 2004. Esta se enmarcará en la nueva Constitución del Estado.
El evento se inició con una ceremonia de agradecimiento a la Madre Tierra en el sitio sagrado del Intiwatana (lugar del descanso del sol). El frío de la mañana quiteña no ablandó a los chicos, en especial a los de las comunidades de la Región Amazónica, que estuvieron ataviados de ligeros trajes, algunos casi desnudos, como Ove Huab de 14 años, perteneciente a la comunidad de los huaorani. Ella estuvo cubierta solo por un taparrabo hecho con fibras y semillas de maquish.
Sinchi y Sisa, dos adolescentes líderes de las comunidades de Otavalo y Shuar, guiaron a sus pares en el ritual. Los niños ofrendaron cirios encendidos y las niñas flores. Tras un recorrido por la chacana o cruz cuadrada que representa a la sabiduría, se abrazaron entre ellos para reafirmar el cariño que se tienen entre pueblos indígenas.
Hace cinco años, la Confederación de Pueblos de la Nacionalidad Quichua-Ecuarunari- y la Dirección Nacional de Educación Intercultural Bilingüe (Dineib), plantearon la elaboración de la Agenda Mínima a favor del cumplimiento de los derechos de la niñez indígena. A esta iniciativa se sumaron Unicef y Plan Internacional Ecuador.
En el reencuentro plurinacional, la discusión de las propuestas para la Agenda de la Niñez indígena se centra en el Sumak Kawsay (buen vivir). Ellos proponen que el Estado garantice con políticas no homogéneas, la plurinacionalidad y la interculturalidad.
Para Guillermo Churuchumbi, coordinador de la Agenda, los niños indígenas son doblemente excluidos por actitudes de racismo, discriminación e inequidad, que vienen desde el mismo Estado. En educación se invierte por cada niño del área urbana USD 300 y por cada niño indígena 180. Además, irrespeta las vestimentas propias al imponer uniformes escolares, dijo.
La discriminación la sintió Deysi Naquisa (16 años) del pueblo Quitucara de Pichincha. Ella hasta hace cinco años tenía vergüenza de vestir su falda y anaco, porque se le burlaban.
Además no aprendió su idioma, el quichua, porque sus padres prefirieron que hable español para que no tenga problemas. Hoy gracias a su participación en la Agenda, defiende sus costumbres y está aprendiendo su lengua nativa.
La protección a la madre tierra es otro punto, en el cual se pronuncian. Lenin Aranca, de 21 años, de la nacionalidad Shuar de Morona Santiago, opinó que temas como la minería se deben incorporar en el debate.
“La naturaleza es parte de nuestra vida… Si se agrede a la naturaleza, se agreden nuestros derechos, porque es nuestra casa, alimento, vestimenta, todo”.
Desde Engabao, un pueblo del cantón Playas en la provincia de Santa Elena, Wilson Tomalá y Cecibel Lindao, de 17 y 13 años, llegaron para dar a conocer sus costumbres y artesanías hechas en conchas. “Para que así los gobernantes atiendan a su pueblo”.
“No hay buenas carreteras, ni seguridad”. Ellos son de la nacionalidad Huancavilca. Los temas de salud, alimentación y educación son importantes para Gladis Peragachi y Sara Fueres (14 años) oriundas de El Panecillo, en Otavalo, y Franklin Colta (13 años), de Topo en Cayambe.
“Hay niños que están en las calles trabajando en lugar de estudiar, niños que sufren de desnutrición al igual que sus madres…”.
Autoridades indígenas acompañaron al acto de inauguración, entre ellos la asambleísta Lourdes Tibán, Humberto Cholango, de la Ecuarunari y Marlon Santi, de la Conaie. Ana Delgado, representante de Unicef, reiteró el compromiso de la organización en favor de los niñez indígena. Y resaltó a los líderes que se han formado en estos cinco años. Con la frase “los sueños son factibles de alcanzar” motivó a los pequeños a continuar en la defensa de sus derechos. Antes de los grupos de trabajo, los asistentes corearon la canción de Nadiño Calapucha, de 18 años, de la nacionalidad quichua de Pastaza. Al son de una guitarra, entre palmas y baile vocearon “para que nuestros derechos dejen los papeles y se conviertan en práctica diaria” .
La agenda para hoy
La Agenda Mínima de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes Indígenas se elaboró en 2004. Esta se compone de cuatro ejes principales: a) Educación Intercultural, b) Protección Social, c) Territorio, Cultura e Identidad y d) Salud y Nutrición.
Hoy, el programa se inicia a las 08:30, en el Centro Cultural Itchimbía. Se prevé un Intercambio Cultural de niños, niñas y adolescentes. Foro Conversatorio con delegaciones de los colegios de Quito. A las 14:00 será la clausura, allí los niños, niñas y adolescentes entregarán sus propuestas a las autoridades indígenas, ministros y representantes de la cooperación internacional.
Los 250 niños, niñas y adolescentes indígenas participantes llegaron a Quito desde el domingo en la tarde. Ellos se hospedan en los hoteles 6 de Diciembre y Plaza. Y retornan a sus pueblos hoy en la noche, después de la clausura del evento. El proyecto educativo y cultural lo financian Unicef y Ecuarunari.
Testimonio
Nadiño Calapucha, de 18 años / Nacionalidad Quichua de Pastaza
‘Queremos un Estado plurinacional en la práctica’
Mis derechos los he sentido vulnerados, cuando salgo de mi comunidad. La discriminación se siente en las ciudades, se burlan de la pintura de mi rostro, de la ropa que visto, de mis collares, de que soy indio. Me dicen indio vago.
Por ello hace cinco años participé en la construcción de la Agenda Mínima por los Derechos de la Niñez Indígena, para hacer respetar los míos.
Ha sido un proceso largo en el que hemos conseguido muchos logros, pero aún falta por trabajar. La Agenda tiene cuatro ejes temáticos.
En Pastaza lo que más impacta a la niñez es la explotación petrolera y minera. Para nosotros el Sumak Kawsay es vivir en armonía con la naturaleza, todos los recursos tienen vida, convivimos con ellos. Estamos preocupados y por eso nos enfrentamos con militares… si destruyen el medioambiente no podemos desarrollarnos, nuestra cultura desaparecerá, no podemos vivir, es por eso la resistencia.
Yo quiero que se reconozca a los gobiernos de las nacionalidades indígenas, que se respete la organización política de cada pueblo, que sea en la práctica un Estado plurinacional. La nueva Constitución nos fortalece, pero hace falta ir más allá, lograr una educación intercultural, la salud intercultural…
Hoy queremos integrar a nuevos niños, niñas y adolescentes, quienes plantearán sus problemas pero también posibles soluciones. Nosotros buscamos una participación más activa.