La ciudad nigeriana de Chibok pasará la Navidad con tristeza y miedo

Personas protestan el 2 de junio por el regreso seguro de las 276 alumnas secuestradas por el grupo armado islamista Boko Haram. Foto: AFP

Personas protestan el 2 de junio por el regreso seguro de las 276 alumnas secuestradas por el grupo armado islamista Boko Haram. Foto: AFP

Personas protestan el 2 de junio por el regreso seguro de las 276 alumnas secuestradas por el grupo armado islamista Boko Haram. Foto: AFP

En Navidad la ciudad nigeriana de Chibok solía acoger con alegría a los visitantes que llegaban para las fiestas, pero este año vive aterrada por el miedo a ataques de islamistas que secuestraron a cientos de personas.

El secuestro de 185 personas, sobre todo mujeres y niños, esta semana en la localidad vecina de Gumsuri, recordó a los habitantes de Chibok el pasado 14 de abril, cuando los islamistas de Boko Haram se llevaron a más de 200 chicas estudiantes de secundaria.

“Generalmente en esta época, muchas personas vienen a Chibok para pasar las vacaciones en familia, la gente compra ganado, comida y ropa para las fiestas”, explica Ayuba Chibok, tío de una de las jóvenes secuestradas. “Pero este año, todo ha cambiado”, declaró a la AFP.

Chibok se encuentra en el estado de Borno, en pleno corazón de la rebelión islamista de Boko Haram que acabó con la vida de miles de personas y obligó a un millón y medio a abandonar sus casas.

La población del norte de Nigeria es mayoritariamente musulmana, pero algunas ciudades del sur del estado, como Chibok, cuentan con una importante comunidad cristiana, blanco habitual de los islamistas.

Navidad “siempre ha sido un momento importante para la gente de la ciudad”, afirma Bogo Bitrus, un dignatario local. La semana que viene irán a la iglesia, pero para implorar “la ayuda de Dios para liberar a las jóvenes”.

En un vídeo, el líder de Boko Haram, Abubakar Shekau, se vanaglorió de haber convertido al islam y casado por la fuerza a las estudiantes secuestradas.

Promesas incumplidas

Un mes después del secuestro de las jóvenes, el presidente nigeriano, Goodluck Jonathan, afirmó ante los líderes del mundo entero que este ataque suponía el comienzo del fin del terrorismo en Nigeria.

Pero desde entonces la violencia ha aumentado considerablemente y Boko Haram se ha apoderado de zonas del norte del país, proclamando un califato en las áreas bajo su control. Un poder que suscita interrogantes sobre la capacidad de las autoridades para organizar las elecciones previstas el próximo 14 de febrero.

El ataque de Gumsuri, situada en la carretera que lleva a Chibok, comenzó el domingo al alba.

Hombres armados lanzaron artefactos al interior de edificios públicos y destruyeron más de mitad de la ciudad.

Los grupos de autodefensa, que hasta entonces habían conseguido repeler algunos ataques, no pudieron con este asalto, en el que murieron 32 personas.

Boko Haram hizo subir los rehenes a camiones y se los llevó al bosque de Sambisa, bastión del grupo islamista y al que también fueron trasladadas las estudiantes de Chibok.

El secuestro de las jóvenes de Chibok desató una oleada de indignación internacional y la campaña en Twitter #BringBackOurGirls, apoyada por Michelle Obama y Angelina Jolie, entre otros muchos.

Inicialmente Nigeria lo silenció, y algunos partidarios del presidente dieron a entender que la oposición alimentaba la polémica con fines políticos.

El activista de derechos humanos Jiti Ogunye asegura que al día siguiente del secuestro en Gumsuri los tres principales periódicos nigerianos evitaron sacar la información en portada.

Pese a las promesas de seguridad del presidente Jonathan, los islamistas de Boko Haram lograron apoderarse por un tiempo de Chibok el mes pasado. Fueron expulsados al cabo de unos días gracias a una operación conjunta de los militares y de cazadores locales.

Suplementos digitales