Este año el precio del petróleo ecuatoriano se insinúa por sobre USD 70 por barril, mejor que lo anticipado en el presupuesto: se aleja la posibilidad de una crisis fiscal. Los impuestos cubrirían los gastos corrientes.
Cuando presentó la pro forma del 2010, el Gobierno sostuvo que la economía crecería 6,8 % este año. Pero se contemplaba que el Estado recibiría USD 4 000 millones de desembolsos de créditos.
De esos USD 4 000 millones, uno es para amortizar la deuda pública, y eso se va a conseguir sin mayor dificultad de los mismos acreedores a quienes hay que amortizar. Pero para los otros tres, no se perfila ningún prestamista entusiasta.
El Gobierno ha debido proceder a girar de la reserva, con cargo a la revalorización del oro, para atender su programa de inversión. El día que el IESS, la banca privada o los municipios quieran su plata depositada en el Central, deberá venderse el oro.
La dificultad de conseguir crédito para financiar la inversión pública y la ausencia de inversión privada dado el mal clima de negocios, dejan en evidencia lo utópico de la meta de 6,8 %. Más recientemente, ante la Asamblea, el Ec. Diego Borja reconoció que el crecimiento estaría cerca del 3%.
Probablemente será menos. Lo cual es muy bajo para un país cuya población urbana en edad de trabajar crece 3,5%. Otros países de Latinoamérica se aprestan a retomar el rápido crecimiento que tenían antes de la gran recesión.
Ni el rápido crecimiento que se anunció a la Asamblea, ni la inminente desestabilización fiscal. 2010 se perfila ni fu ni fa.
Esta situación augura mal para los próximos años. ¿Lo tiene claro el Presidente? En el noticiero oficial de la semana pasada que recogió conceptos de la alocución sabatina y de las declaraciones durante la posesión de los nuevos ministros, llamó la atención tres comentarios del Presidente:
1) Hay subsidios que benefician a los ricos y hay que revisarlos. Lo cual sería un anuncio que se contempla un alza de combustibles, dado que los gastos están desbordando los ingresos.
2) Es inconcebible que haya quienes quieran que el Ecuador no aproveche sus recursos petroleros.
Sería un reconocimiento que ante la caída de la producción petrolera habría que desarrollar el petróleo del Yasuní, empezando por Tiputini y Tambococha.
3) Se refirió a la propuesta de política industrial del profesor Chang (ver nuestra columna del martes pasado).
Esto más la ratificación de Nathalie Cely, la impulsora de la política industrial, insinúa que el Gobierno comienza a considerar la necesidad de abrir espacios a la inversión de las empresas privadas de capital.
No tiene futuro la política económica basada en el incremento del endeudamiento en USD 3 000 millones anuales, si no hay quien preste. Es hora de recambio de la política económica.