Julio Oleas. Economista. Consultor en temas de comercio exterior.
Los EE.UU. no han renovado la Ley de Preferencias Arancelarias Andinas (Atpdea) ¿Puede Ecuador vivir sin ese beneficio?
Lo primero que va suceder es una pérdida de ingresos. Pero en este sentido el tema es desarrollar mecanismos adecuados para enfrentar la carencia de la Ley.
¿Qué se debe hacer?
Transparentar las cifras. Es decir, saber cuánto en realidad se está exportando, cuál es el volumen, cuánto se tributó, cual es el rendimiento real del capital invertido, cuántos empleos se sostenían gracias a la Atpdea, etc.
Al pedir que se transparenten las cifras, ¿se refiere a que no hay o no se ha hecho un estudio concreto para conocer todos estos datos?A eso me refiero. Y es necesario que antes de cualquier ofrecimiento del sector público se haga la estimación del impacto a corto y largo plazo.
¿Qué información se podrá conocer a través de ello?
Variada, pero una de las más importantes será la de los productos que recibirán un mayor impacto. La afectación dependerá de la variación de la demanda frente al precio de los productos que ya pagan aranceles.
¿De quién depende transparentar la información?
Eso se debe responder en función del interés. Es a los empresarios a quienes les interesa la renovación y los datos deben ser presentados al Gobierno, para analizar juntos las medidas a tomar.
¿Y al Gobierno no le corresponde presentar cifras o actuar para que se extiendan las preferencias andinas?
Yo le respondo con otra pregunta: ¿Por qué se le tiene que endosar al Gobierno la responsabilidad del impacto de una decisión que es unilateral del Régimen soberano de los EE.UU?
La afectación por la no extensión del Atpdea no es solo para los exportadores, sino también para el Estado.
Por supuesto que es así. Pero la decisión sigue siendo de EE.UU. Lo que pasó el 12 de febrero no es un hecho aislado, tiene que ver con dos factores importantes.
¿Cuáles?
Que la Atpdea es demasiado onerosa para EE.UU. Las importaciones de Colombia y Ecuador bajo Atpdea representan el 0,5% del total de las compras de los estadounidenses al exterior. La otra cosa es que las preferencias no han servido para reducir la oferta de cocaína, según el último informe de la Comisión de Comercio Internacional de los EE.UU.
Entonces, ¿para EE.UU. no habría razones para ampliar las preferencias andinas?
Le estoy mostrando el escenario. En esas condiciones ya no es conveniente para el país la Atpdea. Eso nos permitirá generar nuevos procesos para manejar el tema comercial con EE.UU.
¿Cuáles serían?
Primero, desnarcotizar el tema de comercio bilateral. Luego, caminar hacia una negociación de un acuerdo comercial para el desarrollo con EE.UU.
¿Qué tan factible es eso?
El Legislativo de EE.UU. deberá dar la disposición para negociar. Si eso no pasa, nos quedan dos cosas: negociar un tratado de libre comercio o proponer opciones en la reunión del próximo mes con los estadounidenses.
¿Como cuáles?
Las que estén en la línea de facilitaciones arancelarias, mejoras en los sistemas de niveles de calidad mínimos y sobre todo en estrategias para no perder el acceso de los productos a ese mercado.
¿Cómo ve usted el tema de la diversificación de mercados? ¿Es una solución?
A corto plazo no es fácil. Los mercados a los que debemos apuntar son aquellos de la cuenca del Pacífico, que tienen tasas del crecimiento del 10%. Esos son los mercados del futuro.