‘Vivimos un capitalismo de Estado, de línea caudillista’

Margarita Andrade, analista económica, considera que el país navega en un modelo económico basado en el consumo. Las inversiones productivas han quedado estancadas.

¿Cómo definiría la política económica que está aplicando el Ecuador?

En los últimos cuatro años, en el país no ha existido política económica, menos aún política comercial. La política económica está supeditada al proyecto político. Y problemas como los que se mantienen con EE.UU., lo que lleva es a que se ahonden las deficiencias.

El Gobierno habla de un modelo económico llamado socialismo del siglo XXI. El objetivo es dar un fuerte impulso al gasto social y redistribuir la riqueza. Eso en sí es un mérito...Si se analizan las reformas presupuestarias desde el 2007 hasta la fecha, el sector social se ha beneficiado en la misma medida que los demás sectores, gracias a los altos ingresos petroleros y tributarios. En términos relativos, el sector social no se ha beneficiado más que otros como el Tesoro y el de Comunicaciones, por ejemplo. Hay que desmantelar el mito de que este Gobierno ha apuntalado al sector social.

Entonces, ¿con qué tipo de modelo económico está trabajando el Régimen?

Es un capitalismo de Estado, con todos los vicios que genera un modelo político caudillista. Es un modelo que está capturado dentro de una lógica perversa de consumo y de importaciones, que no genera inversión y empleo.

El Gobierno defiende que sí hay inversiones (salud, educación, carreteras, infraestructura, proyectos eléctricos...), pero que los frutos se verán después de varios años y no necesariamente en el corto plazo.

El problema es que pese a que han pasado cuatro años de la mayor bonanza fiscal de la historia del país, de condiciones mundiales inmensamente favorables, no se ha podido generar inversión que genere empleo. No veo cómo se puede revertir eso.

Pero no se puede hacer eso de la noche a la mañana.

Pero sí pudieron haber generado las condiciones favorables.

¿No se hace eso al construir la infraestructura necesaria?

Sí, pero por otro lado se aprueban leyes que generan inseguridad, como el Código de la Producción, que entrega dádivas al sector privado, o el Código de Finanzas Públicas, que cambió la estructura para legitimar el endeudamiento (la cuenta ‘Deudas’ se llama ‘Pasivos contingentes’). A eso se suma un manejo tributario errático, con varias reformas que generan inestabilidad y una política comercial que vive al vaivén de la política pública.

¿Está infiriendo que el país está descarrilado y que algún rato va a estallar?

No diría estallar, sino que el día que baje el precio del petróleo se acabarán las condiciones para sostener el sistema fiscal. Si a eso se suma que hay una política económica que atiende con criterios muy clientelares, el panorama posible del futuro se complica.

Pero el Código de la Producción, por ejemplo, apunta a generar confianza en los inversionistas. ¿Eso también no es un punto a favor?

En los años noventa, junto con Colombia y Perú recibíamos USD 1 000 millones promedio en inversión extranjera directa. El año pasado, recibimos USD 164 millones, mientras Colombia reportó USD 7 600 millones y Perú USD 4 600 millones. Ellos instituyeron políticas económicas sanas, de fomento a la inversión extranjera como motor de la economía. Nosotros, en cambio, dependemos cada vez más del consumo y a su vez de las importaciones.

Según la Senplades, un crecimiento económico elevado no implica menor pobreza...

No conozco modelos que genere bienestar sin generar crecimiento. ¿Cómo explicar que Ecuador y Venezuela, con tan altos precios del petróleo, no crezcan a tasas importantes? Hay un problema estructural muy serio.

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