Se sentó en la última fila del salón Azuay, del Club de Oficiales de la Policía Nacional, en Quito.Vestía jean, camisa blanca y un saco negro. Se mantuvo callado, atrincherado en la silla, hasta que empezó el remate de los 24 autos clásicos incautados a los hermanos Isaías, ex dueños de Filanbanco.
En sus manos tenía una paleta de espumaflex con el número asignado para participar en la subasta: 38. Al igual que él, otras 65 personas llevaban sus respectivas paletas para levantar y pujar por el vehículo de su preferencia.
El programa debía empezar a las 10:00, pero arrancó a las 10:30. Mientras tanto, la gente bromeaba con las cámaras fotográficas y de televisión. “A ver, júntense para la foto de los pelucones”, gritó uno de los presentes, mientras el resto estalló en carcajadas. No había nervios, solo aplausos para que empiece cuanto antes el remate al martillo.
Tampoco hubo martillo. Al martillador oficial, Esteban Molina, le tocó ingeniárselas sin el instrumento característico en estas lides. Cuando empezó con el primer automóvil, el de mayor precio base (USD 70 000), un Austin Healey 3000 de 1960, el participante con el número 38 empezó a robarse el ‘show’ y los murmullos en el salón.
Antes de levantar la paleta, uno de los asistentes murmuró: “Nadie está loco para comprar ese carro en ese precio”. Pero asombrosamente la paleta 38 emergió entre el público y el martillador empezó: “USD 70 000 a la una, USD 70 000 a las dos, ¡vendido por USD 70 000 al número 38!”.
Uno a uno los vehículos fueron subastándose, en medio de las bromas, en especial cuando la maestra de ceremonias, una señora de acento costeño, anunció el remate del auto Jaguar. “¿Jaguar? El Howard Johnson”, le tomaban el pelo, tras pronunciar la marca del vehículo tal como se lo escribe, sin el toque inglés.
Mientras tanto, el señor de la paleta 38 seguía sumando autos a su colección. Se llevó siete en total, de los más caros del paquete, lo que sumó USD 269 000.
“Está de ver su declaración patrimonial”, susurró otro de los presentes. Las risas y el humor seguían, mientras los anfitriones repartían vasos de gaseosas entre los presentes y el hombre de la paleta 38 abandonaba el lugar. “Nada de entrevistas, discúlpeme”, sentenciaba y se iba a casa.
Adentro, las pujas por los vehículos de menor valor fueron intensas. Y ahí empezaron a aparecer más paletas y a subir los precios de una manera súbita. “Ya se le acabó el saldo”, le ‘vacilaban’ a un comprador que no pudo ofrecer más por el Alfa Romeo Giulia Super, que pasó de un precio base de USD 7 000 a venderse en USD 16 400.
Y la algarabía llegó a su clímax cuando se subastó una camioneta Mazda B2600. “Te imaginas llegando a casa con ese carro. Ya vengo mijita con este clásico. Me saca a patadas”. La risa era incontenible, a la vez que la anfitriona del programa pedía orden en la sala.
Pero lo mejor de la jornada llegó al subastarse el carro con el precio base más bajo: un Alfa Romeo GT Junior, de 1969, en regular estado y avaluado en USD 2 000.
Al inicio de su remate muchas paletas se levantaron y el martillador iba anunciando el nuevo precio, cada vez más arriba. Uno a uno, mientras el valor aumentaba, las paletas desertaban. A mitad de la puja, solo las paletas número 8 y 53 se levantaban para seguir mejorando su oferta.
La gente no lo podía creer, ese vehículo aparentemente sin valor seguía subiendo de precio a niveles “ridículos”, según varios de los presentes. “¡No lo puedo creer, ya están ofreciendo más que el Mercedes!”, exclamaba una señora, cuando ambos interesados subieron el precio a USD 27 000.
Era una final para el infarto y la partida la ganó la paleta 8, de Gonzalo Freile, al pagar USD 32 100. Él, junto a su amigo Alfredo Silva apostaron por el auto como un buen negocio.
¿Cómo se explica ese precio ?
Silva contó que este clásico tiene un motor GTAM y que solo hay 40 unidades en el mundo. “Es un auto muy exclusivo. Cuando lo vimos, sabíamos a qué veníamos. Solo si vendiéramos el motor nos pagarían USD 40 000, pero tal cual está el auto ya lo vendimos a un coleccionista en Inglaterra, que nos pagará USD 80 000”.
Por su parte, el contendor de la paleta 53, que antes había comprado un par de autos más dijo que pujaba “solo por capricho”.
Representante de los Isaías ve irregularidades
Hasta ahora se han vendido USD 30 millones de distintos bienes incautados a los hermanos Isaías, entre ellos Automotores Continental, Servientrega y barcos atuneros.
Los canales de televisión TC y Gamatv no se han vendido, pese a que el proceso ya va más de tres años.
Según el Fideicomiso, USD 777 millones es la deuda, a marzo del 2010, que mantienen los Isaías con el Estado.
El abogado de los hermanos Isaías, Xavier Castro, denunció que la subasta de los autos clásicos fue irregular, “ya que se los vendió como simples vehículos viejos, cuando en su momento las autoridades dijeron que eran valiosas piezas de museo”.
La lista completa, con nombres y apellidos de los compradores de los autos clásicos se publicará el lunes.
Los autos que no se remataron volverán a un nuevo proceso de remate.