Luego de cinco años de negociaciones con la Unión Europea (UE) para firmar un acuerdo comercial, el Gobierno ya tiene claros los dos escenarios, un poco tarde pero ya están definidos.
El primero implicará cambiar leyes o emitir nuevas para firmar el acuerdo, ya que se debe clarificar qué sectores estratégicos estarán abiertos para la inversión europea.
Eso quedó más claro en la cita en Bruselas, a inicios de este mes, aunque ya se sabía desde que los países vecinos terminaron de negociar con la UE.
Perú y Colombia cerraron un Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea en el 2010. Ecuador sabía las reglas del juego desde que empezó la negociación, por lo que resulta infructuoso intentar cambiarlas ahora.
Si el Gobierno decide firmar el acuerdo comercial, tendrá que dar un golpe de timón al modelo económico, basado en la discrecionalidad del Gobierno para entregar contratos a empresas estatales de países amigos, sin licitaciones y escasa transparencia.
Las barreras que quiere imponer el Gobierno para proteger a sectores nacionales también estarían limitadas con el acuerdo con la UE.
El segundo escenario es no firmar nada con la UE y empezar a definir medidas para reducir su impacto en la producción y el empleo. Uno de los sectores más afectados será el bananero, pero también el brocolero, atunero, etc.
La decisión está en manos del Presidente de la República, que medirá no solo el impacto económico, sino también el efecto político en un año electoral. Aún tiene tiempo hasta el 2013.