¿En Ecuador se estableció que la tierra debe tener una función social y ambiental, ¿qué significa eso?
Según nuestra Constitución brasileña, la tierra debe cumplir tres cosas. Uno, garantizar el bienestar de los trabajadores; dos, hacer un uso razonable en términos productivos y económicos, y tres, respetar el ambiente. Es un concepto amplio, pero nosotros pensamos que la función social garantiza el bienestar no solo de las personas, sino de toda la sociedad en su conjunto. Se beneficia al grupo.
¿Cómo hacer que esa definición, que es muy subjetiva, sea justa, adecuada y que no se presente como una revancha de quitar a los ricos para dar a los pobres?Sí, es un concepto subjetivo. En Brasil, comprende el uso y la tenencia, las cuales son formas de establecer límites para la explotación. Hay maneras de transformar conceptos subjetivos de manera técnica. En el caso de Brasil, las grandes haciendas producen mucho, usan tecnología satelital, pero no se puede tener más productividad de la que ya han explotado. Además, las relaciones de trabajo son malas. Los dos aspectos tienen que ir juntos para que se cumpla la función social.
¿Se puede poner límites a la tenencia de la tierra?
En Brasil no tenemos eso. Hay haciendas de 70 000 hectáreas y estamos planteando para que se establezca un límite. Países como Francia, Japón, Corea y Taiwán lo hicieron. No se puede tener más tierra y es normal en una democracia que se piense establecer límites. Me parece factible y legal.
¿Hay que quitar tierras?
La concentración de Ecuador es muy similar a la de Brasil. Hay muchas haciendas que no son usadas o producidas y las tienen para la especulación y venderlas más caras.
¿Esas tierras se alquilan o las compra el Estado?
Hay una pelea sobre la expropiación de si se debería pagar o quitarlas. En Brasil, el precio de la tierra se paga en títulos y si hay infraestructura se da en efectivo. Pero si una tierra no produce, se especula o el trabajo se da bajo condiciones de esclavitud o en malas situaciones laborales, por qué vamos a pagar esa tierra. No debiera, porque no está cumpliendo su función social.
¿Si se hace eso, no se está respetando a la propiedad privada?
Hay que tener claro algo: si se expropia y el dueño recibe el pago se está respetando la propiedad. El proceso de expropiación de Ecuador y Brasil no está en contra de la propiedad; el pago es una reafirmación de que se reconoce a la propiedad. En esta pelea histórica, política e ideológica, estamos poniendo a la propiedad sobre la vida. Si en el siglo XXI hablamos de una sociedad más justa y una vida más sostenible, la tierra tiene que cumplir la función social y eso garantiza el respeto a la propiedad. Hay un valor más arriba de la simple tenencia o propiedad.
¿La repartición de tierras es un asunto de la izquierda y del comunismo?
No necesariamente es algo de izquierda. Después de la Segunda Guerra Mundial, Japón distribuyó la tierra para desarrollar el capitalismo. Lo mismo pasó en Corea, muy fuerte y cambió toda la tenencia para desarrollar el capitalismo. Fue un sistema puesto desde el Estado. Hay que hacer la lucha por la tierra con poder del Estado. Son dos ejemplos claros de sistemas capitalistas. Ese debate de la izquierda y la derecha es una forma de poner una cortina al debate.
¿A qué se considera latifundio?
En el caso brasilero, el latifundio es una gran extensión de tierra improductiva y que hace mal para la sociedad. La concentración de la tierra no solo afecta a los campesinos sino a toda la sociedad, porque trae males como la pobreza. Los campesinos sino tienen tierras van a la ciudad, donde no hay empleo ni hay infraestructura para atenderlos. Si tuvieran tierras no habría migración y tendrían empleo, alimentos y todo lo necesario para vivir bien.
¿A los grandes agricultores que producen banano o cacao, ¿hay que quitarles las tierras para producir alimentos?
En Brasil, las pequeñas fincas son más productivas e intensivas. Primero, cuando hablamos de establecer un límite, también estamos hablando de utilizar mejor la tierra. Segundo, creo que la producción es importante, pero no es el único valor. Tenemos una hacienda de 1 000 hectáreas pero hay 1000 campesinos que no tienen tierra. Esos campesinos van a ingresar y van a producir. Se cambia de uno a varios propietarios.
¿Eso no afecta al empleo?
En Brasil, las grandes propiedades son las que menos empleo dan. Tienen casi el 50% de la tierra y representan el 0,91% de los dueños. Solo dan empleo al 25% de toda la población del campo. El 70% de campesinos está en fincas que tienen 50 hectáreas para abajo. Es un broma que los grandes propietarios generen empleo, no es verdad. Una hacienda de soya de 100 hectáreas solo dan trabajo a una persona. En esa superficie se pueden poner 10 familias. En el caso de la caña también genera empleo, pero es bajo en promedio frente a las hectáreas de las pequeñas fincas. Dividir las grandes fincas no va a afectar al empleo.
¿En esa repartición se privilegia a los alimentos que los otros productos que también generan divisas?
Junto con una reforma de la tenencia de la tierra, tenemos que cambiar la forma de cultivar. Hay que diversificar las fincas. Es más fácil hacerlo en las pequeñas que en las grandes. Hay que darles técnicas a los campesinos para que siembren más productos. La idea que junto con la redistribución se creen programas de diversificación de producción d alimentos y de forma más sostenible. En el caso brasilero, un valor cultural es la diversificación. Se siembran varios cultivos, se crían cerdos, gallinas, ganado, pero no es automático. Es a largo y mediano plazo. Si hay crédito para sembrar diferentes cosas van a hacerlo y el cambio es más rápido. No podemos exigir que siembren otra cosa, sino no tienen capacitación. Hay que enseñarles, hay que tener programas de asistencia técnica, cursos, para que produzcan de forma diversificada. En Brasil, el acceso a la tierra garantiza el acceso a la alimentación de la familia.