La adquisición de tecnología de Chevron-Texaco para producir hidrógeno en la Refinería del Pacífico tiene el aval de los nuevos socios de este proyecto: China.
El Gobierno negocia para que la empresa china adquiera el 30% de las acciones del proyecto a cambio de recibir financiamiento del Banco Industrial y Comercial de China.
La Corporación China de Petróleo presentó un informe del estudio de viabilidad de esta obra el 15 de julio de 2013, donde indica que la tecnología que debe usarse es la de oxidación parcial, conocida como POX.
También se detalla que la Unidad de Hidrógeno se alimentará de líquidos de la propia refinería: coque y residuos de fondos de vacío.
Pero si bien la tecnología de General Electric-Texaco, comprada en USD 11,4 millones, cumple con los parámetros tecnológicos, abrió una controversia por la política del Gobierno, debido a la demanda que Chevron-Texaco interpuso contra Ecuador. El Régimen respondió con la campaña denominada La Mano sucia de Chevron, que incentiva a no comprar productos Texaco.
Para el analista petrolero, Henry Llanes, esta adquisición debilita la posición oficial, puede verse como un doble discurso y pierde credibilidad.
También cuestiona cuál sería el costo si la compra se hacía directamente a General Electric, que es la propietaria de las licencias de Texaco y no se hacía con un intermediario (Linde).
Este Diario consultó a Chevron-Texaco cuál sería el precio si la contratación era directa pero no recibió respuesta.
Para René Ortiz, ex ministro de Energía, esta empresa al igual que otras como Exxon o British Petroleum tiene un alto nivel de investigación y desarrollo. Concluye que el tema tecnológico y de disponibilidad no es un problema.
Tampoco cree que exista un conflicto de intereses con las demandas interpuestas por Chevron. Aunque para Llanes esto se verá cuando empiece la construcción y operación de la Unidad de Hidrógeno, entre tres o cuatro años.
Una de las cláusulas del contrato entre la Refinería y Linde es que el constructor de la Unidad de Hidrógeno debe estar aceptado previamente por General Electric-Texaco.
La consultora estadounidense Hogan & Lovells es la que asesora a la Refinería respecto a este tipo de contrataciones y también es la que ayuda a la Procuraduría del Estado en el caso Chevron, en La Haya.