Las reuniones que terminaron la semana pasada entre representantes de la Unión Europea (UE) y funcionarios del Gobierno resultaron más interesantes de lo que se esperaba.
Los temas sensibles que salieron a flote en las conversaciones, básicamente sobre compras públicas y acceso a mercados, obligarán al Gobierno a poner en blanco y negro su modelo económico y a definir el grado de apertura a la inversión extranjera.
También marcarán la cancha para los futuros acuerdos con Estados Unidos, Canadá, México, China, etc.
Para la próxima reunión con los europeos, prevista para septiembre del presente año, el Régimen tendrá que definir claramente qué sectores de la economía se reservarán para el Estado y en cuáles permitirá la participación privada, sea nacional o extranjera.
Los europeos pidieron una lista de los sectores donde podrán invertir sin el riesgo de que el Estado los declare estratégicos en el futuro.
Si esa lista permite vislumbrar negocios en el futuro, el acuerdo con la Unión Europea será posible. De ahí que las autoridades de ambos lados aún no definen si se reanudarán las negociaciones.
Las definiciones del Gobierno ecuatoriano permitirán conocer al menos tres temas importantes: los límites de la participación estatal en la economía, el grado de apertura a la inversión privada y el real acceso de empresas extranjeras al mercado ecuatoriano. Los empresarios nacionales han buscado esas definiciones desde hace tres años y medio. A lo mejor la UE tenga más suerte.