A las 10:00 del pasado martes, Yolanda Imbaquingo, oriunda de San Luis de Guachalá, población del norte de Pichincha, cosechaba las últimas rosas de exportación para la temporada de San Valentín. A su cargo estaban 54 camas de flores en la plantación Fiorentina Flowers.Imbaquingo teme una paralización del negocio. “Dicen que EE.UU. va a cobrar dinero por exportar las flores y eso nos preocupa a todos los trabajadores, porque podría hacer que bajen las ventas y peligren nuestros empleos”, dice la mujer vestida con un mandil azul, gorra y guantes que la protegen del fuerte sol de la zona de Cayambe.
Ella se refiere a la posibilidad de que el Legislativo estadounidense no extienda la Ley de Preferencias Arancelarias Andinas (Atpdea), que permite que Ecuador y Colombia exporten sus productos a EE.UU. con arancel cero o tasas mínimas para ciertos ítems.
El pasado 23 de diciembre, el Senado de EE.UU. amplió por seis semanas la Atpdea, plazo que vence la segunda semana de febrero. Si hasta entonces los legisladores no dan una respuesta positiva, los más de 6 400 productos ecuatorianos que se benefician de la Ley comenzarán a pagar aranceles.
En el caso de las rosas, según datos de Fedexport, el sector deberá cancelar un promedio de USD 6,5 millones al año en aranceles, monto que los exportadores no van a transferir al producto para no perder clientes .
“Deberemos asumirlo las cerca de 700 empresas del país que nos desenvolvemos en este sector. No quisiéramos que haya efectos para las 80 000 personas que se emplean de forma directa e indirecta en las tres fases de la cadena de producción”, dijo Gino Descalzi, dueño de Fiorentina Flowers y directivo de Expoflores.
Las floricultoras han generado oportunidades de empleo para los pobladores del área rural como Imbaquingo, quien es madre soltera. Con su sueldo de cosechadora ha logrado sostener por siete años a sus dos hijas. Junto a ella trabajan personas de más de 10 comunidades campesinas e incluso migrantes de la Costa y de provincias del sur del país.
Ese es el caso del ingeniero agrónomo Yofre Ramírez, que llegó desde Loja a la plantación hace 10 años. “La mayoría de profesionales de mi provincia encontramos en estos sitios oportunidades de trabajo que allá no hay. Estamos en la incertidumbre hasta que se decida algo sobre la Atpdea. Espero que tanto el sector público como privado hagan las gestiones suficiente para que nos renueven las preferencias”.
El próximo 25 de enero, una misión de 12 empresarios viajará a Estados Unidos con ese objetivo, pero aún está por definirse si funcionarios de Gobierno acompañarán a la delegación.
Según el viceministro de Comercio Exterior, Francisco Rivadeneira, la embajada de Ecuador en Washington analiza el momento adecuado para acudir. De fijarse una fecha, Rivadeneira dijo que viajará a EE.UU. para presentar la argumentación que consiga prorrogar la Atpdea.
“El Presidente está consciente de la importancia de las preferencias, por ello nuestro objetivo es que se extiendan por dos o tres años . Esperemos que el Senado de EE.UU. analice lo más pronto el tema. Lo que conocemos es que ya se aceptó en agenda el tratamiento de la Atpdea, el sistema generalizado de preferencias y los diferentes acuerdos que tienen con otros países”.Actualmente, según datos de la Cámara de Comercio Ecuatoriana Americana, el 50% de las exportaciones del país va a EE.UU., y de ellas el 70% se beneficia de la Atpdea. Los principales productos que se exportan bajo este esquema son flores, brócoli, madera contrachapada, atún, frutas, aceites y vegetales.
De las exportaciones totales de brócoli, por ejemplo, el 35% va al mercado estadounidense y el restante a países europeos, Japón, entre otros. En este sector se generan 10 000 puestos de trabajo, entre directos e indirectos.
El 50% de los empleos se genera en la zona de Cotopaxi, donde está Provefruit, una de las mayores exportadoras de brócoli del país. Los trabajadores son en su mayoría campesinos de Pujilí, Latacunga y Guaytacama. Dicen que ganan más que el salario básico, están afiliados al IESS y han mejorado sus condiciones de vida.
La mayoría de habitantes de la zona dejaron la albañilería o labores en la casa para dedicarse al cultivo del brócoli. Luis Toctahuán labora desde hace 10 años en una brocolera, que aún no sabe cómo enfrentará una posible negativa a extender la Atpdea.
“Parte de nuestra producción tendría que parar. Y pensar en diversificar mercados es algo a largo plazo, porque consolidar uno nos ha tomado unos seis años”, dijo Alfredo Zeller, dueño de Provefruit. Él y Descalzi viajarán a Washington, mientras Imbaquingo, Ramírez y Toctahuán esperan no perder sus empleos.