Basta sentarse cinco minutos frente al computador, abrir Facebook y leer los comentarios de la ministra de la Producción, Nathalie Cely, y del vicecanciller Kintto Lucas, para saber que ambas partes tienen posiciones totalmente opuestas sobre el acuerdo comercial con la Unión Europea.
Las diferencias en el interior del Régimen se han mantenido con el auspicio del Presidente de la República, quien tampoco tiene claro hasta dónde quiere llegar con el bloque europeo, el mayor socio comercial del país, según el propio Gobierno.
Mientras el Ministerio de la Producción defiende una apertura comercial con la UE, la Cancillería, el Ministerio de la Política Económica y la Senplades se han encargado de frenar las negociaciones, argumentando que se parecen demasiado al Tratado de Libre Comercio (TLC) que se intentó negociar con EE.UU.
Las diferencias salieron nuevamente a flote esta semana, en medio de una cita clave en Bruselas. Por primera vez una Ministra de la Producción viajaba a Europa a explicar la posición oficial del Gobierno en la negociación, que lleva el nombre de Acuerdo Comercial para el Desarrollo.
Paralelamente, en otro foro internacional, en Uruguay, el Vicecanciller se encargó de recordar que no se firmará un TLC aunque esté disfrazado con otro nombre.
La respuesta de los europeos fue pedir al Gobierno una mayor explicación sobre varios temas pendientes en la negociación, algo que lo vienen haciendo desde el año pasado y que hasta la fecha sigue sin respuesta.