Abril representa un mes de fuertes salidas de capital de las empresas debido al pago de varios impuestos, lo que afecta su liquidez.En este mes, las compañías deben hacer la declaración del Impuesto a la Renta del año anterior (2010) y realizar el pago de una parte del impuesto mínimo que se aplica a partir de este año.
El año pasado el impuesto mínimo se conocía como anticipo y se pagaba en dos cuotas. La primera en julio y la segunda, en septiembre. Para este año, además de las dos cuotas, en abril también se debe hacer otro pago.
Además de la cuota, las empresas deben desembolsar este mes las utilidades a los trabajadores.
Por otro lado, el pago del impuesto mínimo también ha generado confusión. Según la nueva fórmula, esta carga tributaria es obligatoria para las empresas o personas naturales obligadas a llevar contabilidad y se calcula mediante la suma aritmética del 0,2% del patrimonio total, más el 0,2% de los gastos y costos deducibles. Además, el 0,4% del activo total y el 0,4% de las ventas.
El nuevo impuesto, para la contadora de una productora de alimentos, Ximena Cárdenas, ha significado una fuerte presión sobre la economía de la empresa.
“Ya sabíamos que esto se venía. El año pasado cuando asistíamos a varios cursos para saber cómo pagar sabíamos que habría un mayor gasto en este sentido. Pese a que hemos tenido un buen año de ventas, el desembolso ha sido mayor que años anteriores”.
Lo mismo opina Carlos Paredes, quien es gerente financiero en una empresa mayorista de productos tecnológicos. “Lo que nos dimos cuenta es que al tener que pagar este anticipo la cantidad de utilidades repartidas a los trabajadores disminuyó. Como cálculo a grandes rasgos, al pagar este año USD 230 en utilidades, sin el impuesto asumo que podía haber subido unos USD 20 más”.
En ambos casos, los márgenes de ganancia fueron mejores por un buen año de ventas. Pero para Carolina Frei, de una empresa de empaques, prácticamente “salimos tablas, ya que no fue un buen año. Cuando nos dimos cuenta de que además debíamos cumplir con esta obligación, sí que nos impactó en la caja”.
Según Bruno Leone, presidente de la Cámara de Industrias de Guayaquil, la carga tributaria le resta competitividad al sector. Sobre todo en este caso, cuando se debe pagar un anticipo aun cuando no se registraran utilidades.
En el caso de Leone, quien está al frente de una empresa atunera, el impuesto causado de fin de año siempre ha estado por encima del anticipo, por lo que no tiene problemas. Pero hay otros sectores que sí los tienen, entre ellos el agropecuario, porque con el nuevo cálculo se termina pagando más impuestos que antes.
Paúl Olsen, quien administra la hacienda ganadera Pilar, en Bucay (Guayas), y se dedica a la venta de leche, pagó un 20% más de tributos en el 2010, comparado con un año anterior. “El año pasado pagué un anticipo y tuve un excedente que no recuperé, porque no es reembolsable”,
Olsen tuvo que vender en noviembre pasado parte de su finca, para invertir en tecnología para ordeño mecánico. “Ahora hay que ser muy eficiente para poder afrontar los impuestos”, indicó.
Tulio Reyes, presidente de Industria Arrocera El Rey (Guayaquil-Babahoyo), pagó en nombre de la empresa entre un 5 y 10% más de tributos en el 2010, debido al anticipo presuntivo.
Según la autoridad tributaria, no hay afectación con el impuesto mínimo. Ello debido a que el anticipo en la mayoría de empresas es en promedio menor al 1% de lo que registran sus ventas.