No es la primera vez que un gobierno anuncia la inyección de gasolinas más amigables con el medioambiente en las estaciones de servicios -y por ende en los autos- del país. Y tampoco es la primera vez que la medida pasa desapercibida entre la ciudadanía.
Desde el regreso del país a la democracia al menos se contabilizan cinco programas de optimización de los combustibles desde el gobierno de Jaime Roldós hasta el Régimen actual, según el ex vicepresidente de Petroindustrial, Edmundo Brown.
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Eso, hasta ayer cuando se incrementó el octanaje en la gasolina extra y súper. Sin embargo, mientras los ministros de Recursos Naturales No Renovables, Wilson Pástor; y del Ambiente, Marcela Aguiñaga, inauguraban la segunda fase del programa de mejoramiento de combustible, en una estación de servicio en el norte de Quito y en otros puntos, los clientes desconocían el hecho. Y hasta en las propias gasolineras no se sabían cuándo serían abastecidas con los nuevos carburantes.
El programa mejora el octanaje, de modo que la extra eleva su calidad de 81 a 87 octanos y la súper, de 90 a 92 octanos. Además, reduce el contenido de azufre, de 2 000 a 650 partes por millón (ppm), en ambos productos.
“Todavía no nos han dejado las nuevas gasolinas. Creemos que hasta el viernes ya nos entregarán”, aseguraba el administrador de la gasolinera de Petroecuador ubicada en la av. 6 de Diciembre y Gaspar de Villarroel.
Lo mismo ocurría en otras estaciones de servicio de la ciudad. En Terpel, por ejemplo, tanto de la ubicada en el sector del antiguo partidero a Tumbaco, como el de la av. Maldonado, el día de la entrega era un enigma. Igual pasaba en las bombas de Primax.
Y entre los clientes, el desconocimiento era casi general. “¿Irá haber nuevas gasolinas?”, preguntaba sarcásticamente Patricio Rodríguez, mientras tanqueba USD 20 a su automóvil. “Y ya nos han de cobrar más”, decía, entre molesto y preocupado.
Según Pástor, los precios no subirán, ya que el Estado subsidiará la diferencia, que suma USD 120 millones al año. Además, se destinará USD 40 millones para la mejora del diésel. Así, la gasolina extra seguirá vendiéndose en USD 1,50, en promedio, y la Súper entre USD 2 y 2,15.
“No he sabido nada. Aurita que me pregunta, me entero. Ojalá ayude a los carros y a no contaminar tanto”, señalaba Juan Carlos Lara, mientras pedía el servicio en una gasolinera en La Floresta.
El plan del Gobierno atraviesa varias aristas, desde el cobro de un nuevo impuesto vehicular a partir de este año (calculado según la antigüedad y el cilindraje), pasando por el mejoramiento de los carburantes, hasta la posibilidad de colocar unos dispositivos especiales en los autos, que servirán para definir los cupos que tendrá el propietario para acceder a gasolinas subsidiadas.
El subsidio de combustibles para el 2011 fue de USD 2 949 millones, según el Banco Central.
Por ahora, los dueños de autos se preguntan si al aumentar el octanaje los motores rinden más o sufren un “cascabeleo”.
El catedrático en mecánica automotriz, Alexis Ortiz, explica que habrá un mayor rendimiento dentro de los motores de acuerdo con su tecnología de fabricación.
El octanaje es la capacidad antidetonante de la gasolina cuando se comprime dentro del cilindro del motor. Mientras la relación de compresión de la gasolina de un motor es mayor, también es mayor su eficiencia y potencia.
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Sin embargo, es también mayor el peligro de que se produzcan detonaciones prematuras y se reduzca la potencia y eficiencia del motor. Ahí el octanaje controla el problema.
Según Ortiz, el mayor octanaje se reflejará en una mayor eficiencia, sobre todo en aquellos motores que son a inyección y que fueron fabricados desde el 2000.
En Cuenca, el tema de los combustibles con mejor calidad ya no es una novedad. Desde hace dos meses que la gente puede comprarlos, aseguró Carlos Salazar, presidente de la Asociación de Distribuidores de Combustible. “Mejora la durabilidad del motor y hay menos impacto ambiental”.
La cronología
1980
Se creó la gasolina súper de 90 octanos, que se diferenciaba de la regular que no pasaba de 70 octanos. Los autos eran a carburador y no requerían de un mayor nivel de la calidad.
1993
El Gobierno lanzó al mercado la gasolina bautizada Eco 82 que retiró el contenido de tetrahetilo de plomo. Este componente aumentaba el nivel de octanaje, limpiaba y lubricaba el motor, pero era cancerígeno y generó críticas.
1998
El Régimen decide retirar definitivamente de las estaciones de servicio las gasolinas con plomo: súper de 92 octanos y extra de 80 octanos. Se reemplazó por súper de 89 octanos y extra de 80 octanos, sin plomo.
2003-2009
Empiezan las pruebas y posterior comercialización de carburantes con biocombustibles, aunque con un porcentaje mínimo respecto al resto de gasolinas. Estos productos son combinados con etanol, en pequeñas proporciones.