Un ministro nacionalista que abre la puerta a las petroleras privadas

El ministro Wilson Pástor . Trabajó para Texaco, CEPE, CNPC de China y Triton Energy.  También laboró en Petroamazonas.

El ministro Wilson Pástor . Trabajó para Texaco, CEPE, CNPC de China y Triton Energy. También laboró en Petroamazonas.

En menos de dos años de gestión, el ministro de Recursos Naturales No Renovables, Wilson Pástor, impuso el pragmatismo en los sectores petrolero y minero, dando más cabida a la empresa privada en áreas que el Gobierno había reservado para sí o para sus aliados extranjeros.

Este Ministro ha logrado mantenerse en el cargo más tiempo que sus cuatro antecesores. Alberto Acosta, Galo Chiriboga, Derliz Palacios y Germánico Pinto duraron entre 6 y 15 meses en sus puestos. Pástor ya lleva 22.

Su vida profesional ha estado vinculada a la actividad petrolera, pública y privada. En los años 80 trabajó en Texaco y CEPE y luego gerenció la unidad de administración temporal Petroamazonas.

En la mesa de negociaciones ha estado de ambos lados. Como funcionario público coordinó varias rondas de licitación petrolera. Pero también representó a CPEB, filial de la China Nacional Petroleum Corporation (CNPC), y de la empresa Triton Energy.

Pástor tomó las riendas del Ministerio de Recursos Naturales No Renovables en abril del 2010, luego de gerenciar por cuatro años la segunda petrolera estatal, Petroamazonas, creada para manejar los campos que dejó la estadounidense Oxy.

Al asumir sus nuevas funciones, su prioridad fue renegociar cerca de 20 contratos petroleros y así cumplir un objetivo del Régimen: que el Estado sea el único dueño del petróleo y que las empresas privadas solo presten servicios.

Esa tarea seguía pendiente luego de cuatro años de conflicto entre el Régimen y las petroleras extranjeras, lo cual ocasionó una caída continua de la producción.

Para eso impulsó una reforma a la Ley de Hidrocarburos, que obligó a las empresas petroleras a sentarse a negociar, pues caso contrario los campos petroleros pasarían al Estado.

Luego de seis meses de negociaciones firmó los nuevos contratos con Petroriental, Andes, Agip-Eni, Repsol y Enap, entre otras, con las cuales se acordó el pago de una tarifa fija.

La amenaza del presidente Correa: “Firman o se van del país”, cambió por “cerramos una renegociación soberana y exitosa”.

Sin embargo, esta última aún no concluye. De un total de siete empresas extranjeras que no quisieron firmar los nuevos contratos, solo se logró un acuerdo de indemnización con una: la estadounidense EDC. Falta hacerlo con Petrobras, Canada Grande, CNPC, Bellwhether, Suelopetrol y el Consorcio Gran Colombia.

Los resultados que logró Pástor en la renegociación de contratos han permitido que el Estado consiga una mayor renta petrolera, pues coincidió con una época de altos precios para el crudo: USD 97 por barril en el 2011.

Pese a ello, las millonarias inversiones que requiere el sector petrolero no cuadran con las prioridades del Gobierno, sobre todo en un año electoral.

Con el argumento de que el Estado no tiene los recursos ni la tecnología para aumentar la producción en la estatal Petroecuador, el Ministro abrió las puertas a la participación de la empresa privada en las ‘Joyas de la Corona’, como se conoce a los campos petroleros más antiguos y productivos.

Esta medida tomó fuerza luego de que las alianzas con los socios estatales no dieran resultados.

El Gobierno había entregado sin licitación la operación de Sacha a Río Napo, una empresa integrada por las estatales Pdvsa y Petroecuador. El objetivo era aumentar la producción con el aporte de recursos extranjeros y de nueva tecnología.

Pero dos años después de la alianza, que se llevó a cabo cuando Petroecuador estuvo administrada por la Marina, la producción del campo Sacha cayó.

Luego de este fracaso se esperaba la terminación del contrato, pero Pástor, ya como Ministro, mantuvo la alianza estatal y se limitó a renegociar algunas cláusulas del contrato.

Con ese antecedente abrió las licitaciones a compañías privadas con experiencia, lo cual se materializó esta semana con la firma de dos contratos, donde empresas privadas de cuatro países invertirán alrededor de USD 1 700 millones en dos campos de la estatal Petroecuador, la cual va camino a fusionarse con Petroamazonas, otra empresa estatal que tiene un mejor desempeño porque heredó las prácticas de la empresa privada Oxy.

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