A las 10:00 del pasado viernes 19, la agencia de empleos San Cayetano, en el centro de Quito, luce vacía. Sentado en un escritorio lleno de papeles, Luis Quiña, el propietario, espera con angustia la llegada de clientes.
“Desde inicio de este año, poquísimas personas solicitan empleadas domésticas. Como no tengo trabajo que ofrecer a la gente, ya casi nadie viene por acá”.
Quiña explica que durante el 2008 empleaba aproximadamente a 30 personas mensuales, mientras que en lo que va de este año la cifra se redujo a ocho domésticas, en enero, otras seis en febrero y cuatro en marzo.
Una situación similar vive Lester Zambrano, dueña de la agencia Jesús es Ayudador. En 2009 colocaba, entre 30 y 40 empleadas mensualmente, mientras que desde enero de este año la cifra se redujo a 18 cada mes.
Tanto para ella como para Quiña, esta situación es producto del incremento del salario básico del servicio doméstico, que subió de USD 200 a 240, igualándose con el del resto de trabajadores.
Ambos empleadores aseguran que la gente, especialmente la de clase media, se niega a pagar este sueldo debido a que no es posible enfrentar egresos de ese tipo.
Para el analista financiero, Hugo Villacrés, el gasto que debe hacer el patrono en esta contratación rebasa el costo del salario básico. El pago puede sobrepasar los USD 270 debido a que los patronos deben aportar el 11,5% de la afiliación al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) y USD 20 por los fondos de reserva, desde el segundo año de trabajo , más los decimotercero y cuarto que se cancelan dos veces al año.
Los ingresos promedio de una familia de clase media, añade Villacrés, son de USD 500, lo cual implica que después de cancelar este salario apenas le quedaría 220 para vivir el resto del mes.
Pero estos no son los únicos gastos en que incurre una familia, ya que del dinero que sobra, una parte lo destina a la alimentación, que la empleada doméstica también es beneficiaria.
“Para evitarme esos gastos prefiero yo mismo hacer las cosas. Por eso despedí a mi doméstica este año. Le pagué todo lo de Ley para evitarme cualquier problema con la justicia y con ellas mismas”, explicó la empleada pública Marcia Jaramillo.
Respuestas similares a estas han recibido decenas de empleadas, que forman parte de la Asociación de Trabajadoras Domésticas Luz de América.
De las 2 200 socias que tiene la agrupación, 420 han sido despedidas en los tres primeros meses del año, según afirma Olga Méndez, presidenta del gremio.
Pero ella dice que este número no es exacto ya que podría haber más trabajadoras de servicio despedidas por esta razón y que están fuera de su organización.
“No hay datos exactos de todas las personas que fueron despedidas intempestivamente y no fueron liquidadas, pues muchas temen que si denuncian el hecho no encontrarán trabajo”.
Este Diario solicitó al Ministerio de Relaciones Laborales la cifra de personas que denunciaron despidos intempestivos; sin embargo hasta el cierre de esta edición no se logró una respuesta.
El pasado 16 de este mes, el titular de este Ministerio, Richard Espinosa, confirmó que existen cerca de 173 000 empleadas domésticas en el país. Y rechazó que exista un incremento de despidos por el incremento salarial fijado.
Luis Torres, dueño de la agencia de empleos Eras, refuta esta opinión, pues manifiesta que de acuerdo con las estadísticas que lleva en su empresa, el empleo en el sector doméstico cayó un 30%.
Durante el año pasado realizaba unas 60colocaciones al mes en sectores de clase media y alta, pero en los tres primeros meses de este año la cifra se redujo en cerca de 40. Él dice que esta situación provoca estragos en las agencias de trabajo, opinión que comparte Luis Quiña, quien esperará unos meses para ver si reactiva el empleo en el sector doméstico, de lo contrario cerrará su negocio.
“No sé qué va a ser de mi vida. Tengo 67 años y no sé hacer otra cosa porque he laborado en esto 50 años de mi vida”, añade mientras sigue esperando clientes.
Tres microempresas de empleo
Las servidoras domésticas decidieron unirse para conformar sus propias microempresas de empleo doméstico.
La Asociación Luz de América, presidida por Olga Méndez, está a cargo de acelerar la conformación de uno de los negocios.
En agosto de 2009, el presidente Rafael Correa ofreció ayudarles a sacar adelante esta iniciativa, a través del Ministerio de Relaciones Laborales.
Méndez aseguró que en los próximos días arrancará el plan piloto, a través del cual su organización entregará 100 carpetas a la Cartera de Estado para colocar empleadas en hogares e instituciones del norte de Quito.
El viceministro de Trabajo, Francisco Vacas, aseguró que esta no será la única agencia de empleo con administración de las servidoras domésticas. “Son tres emprendimientos productivos. Contamos con un presupuesto aproximado de USD 100 000”.
Las personas que vayan a trabajar en estas agencias laborales participarán en un proceso de capacitación en atención de casas, que estará a cargo del Servicio Ecuatoriano de Capacitación Profesional (Secap).
La primera fase del programa se aplicará en Pichincha, Guayas y Manabí, donde participarán 50 personas de cada provincia.
En los siguiente meses se aplicará el mismo programa en otros sectores del país.