Luego de la aprobación del Presupuesto para el 2012, los cuestionamientos por la forma en la que el Gobierno sostiene las cuentas públicas se mantienen vigentes.
Desde que el documento fue enviado a la Asamblea, el pasado 1 de noviembre, varias de las críticas se han centrado en cómo se están financiando los gastos permanentes que, al parecer, requieren cada vez más recursos.
[[OBJECT]]Eso lo explicó el ex ministro de Finanzas, Fausto Ortiz, al explicar que los ingresos permanentes que recibirá el Fisco durante el próximo año, que son básicamente impuestos, no serán suficientes para cubrir los gastos permanentes (sueldos, transferencias, etc.), lo cual está reñido con la Constitución. “El Gobierno está entrando en un desequilibrio entre los ingresos y gastos permanentes”.
De manera teórica, los gastos permanentes (hasta diciembre del año pasado, llamados gastos corrientes) son aquellos que están destinados para cubrir las actividades operativas del Estado. Esto es, pago de salarios del sector público (que representa el grueso del gasto), servicios, compras de materiales, viáticos, etc.
Y estos gastos, única y exclusivamente -conforme lo determinó el Código de Finanzas Públicas, aprobado en diciembre del 2010- deben ser cubiertos con ingresos permanentes (ingresos corrientes). Este tipo de ingresos corresponde en su mayor parte a las recaudaciones tributarias.
Es decir, según explica el economista José Enrique Arias, “la normativa es clara y no permite estirar los pies más allá de las sábanas. Pero como el gasto permanente empieza a ser insostenible, el Gobierno tiene dos opciones: o crear o recaudar más impuestos o simplemente destinar deuda a cubrir esa brecha. Y, para hacerlo, se debe idear algo que no vaya contra la Constitución, como los préstamos atados al petróleo, que no son registrados como deuda”.
Esta misma alerta la ha venido haciendo desde hace varios meses Jaime Carrera, del Observatorio de la Política Fiscal, quien ha investigado el desarrollo de las cuentas públicas.
Según Carrera, para el presente año, la brecha ya rondaría los USD 2 000 millones. Es decir que los gastos permanentes se están cubriendo en ese monto con otros ingresos que nos son permanentes, lo cual es inconstitucional. El analista asegura que hay una lista de unos 40 rubros que se catalogan como “de inversión”, pero que en realidad siempre han sido considerados corrientes.
Eso mismo denuncia el asambleísta Richard Guillén, quien, como ejemplo, cita que los gastos de personal se dividen en permanentes y de capital. “Pero un sueldo es un sueldo y eso es gasto corriente. Por más que nos digan que eso se paga para las obras de inversión pública, siguen siendo gastos corrientes. Eso queremos que nos aclare el Ministro”.
Las estadísticas dan cuenta de que la brecha no solo que se ha ampliado, sino que ya para el 2012 se superará el límite (ver cuadro). Por ello, para Carrera, “la notable carga de subsidios, la acentuada inflexibilidad del gasto, los episodios de iliquidez fiscal, la insuficiencia de la Reserva Internacional para atender la totalidad de los depósitos del sector público, etc., traducen la falta se sostenibildiad de las finanzas”.
Punto de vista
Patricio Rivera / Ministro
‘Todo se lleva apegado a la Ley
Hemos logrado transparentar las cuentas fiscales. Antes se hacían de la vista gorda con ciertas cuentas. Hoy las hemos consolidado. Una de ellas es la cuenta de importación de derivados, por ejemplo. Ahora nada se lleva por fuera del mandato constitucional. Y es así como logramos mantener un Presupuesto financiado.
Podemos anticiparnos a los procesos de endeudamiento y financiamiento. El principal rubro que financia el Presupuesto es el de los ingresos permanentes.
José Vergara / Analista
‘Alerta con el gasto corriente’
Estamos un poco desinflados económicamente por el gasto que se está realizando. Soy partidario de que hay que gastar, que no hay que tener el dinero guardado. Pero tiene que estar en circulación para el desarrollo del país. Por otro lado, el endeudamiento externo también es necesario, pero ese dinero tiene que estar enfocado a la inversión, no al gasto corriente. La alerta es que hoy se lo está orientando bastante al gasto corriente y no se están viendo las obras en inversión productiva.