La ministra de Finanzas francesa, Christine Lagarde, llegó este miércoles a Pekín para defender su candidatura al frente del Fondo Monetario Internacional (FMI) ante los responsables de la segunda economía mundial.
Tras su llegada, Lagarde se reunió y almorzó con el gobernador del Banco Central chino Zhou Xiaochuan. También mantendrá un encuentro con el viceprimer ministro Wang Qishan y con el jefe de la diplomacia Yang Jiechi, y cenará con el ministro de Finanzas Xie Xuren, informó una fuente diplomática francesa.
La ministra francesa, que cuenta con el apoyo de Alemania, Reino Unido e Italia, es considerada la favorita para suceder a su compatriota Dominique Strauss-Kahn, quien dimitió tras ser acusado de agresión sexual contra una empleada de la limpieza de un hotel de Nueva York.
Lagarde también cuenta con el apoyo del presidente estadounidense Barack Obama, según su homólogo francés Nicolas Sarkozy. Pero Washington esperará probablemente al cierre de las candidaturas, el 10 de junio, para hacer pública su posición.
A finales de mayo los cinco grandes países emergentes del grupo de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) protestaron contra la voluntad europea de mantener en sus manos el puesto de director gerente del FMI, pero no se han puesto de acuerdo sobre una candidatura común.
Según una regla no escrita vigente desde 1946, esta función recae en un europeo y la del Banco Mundial en un estadounidense.
Hace dos semanas, el portavoz del gobierno francés, François Baroin, aseguró que “los chinos son favorables a la candidatura de Christine Lagarde”, pero los dirigentes del mayor país emergente del planeta no hicieron declaración alguna en ese sentido. Al contrario.
El ministerio de Relaciones Exteriores chino recalcó que la elección del nuevo director gerente debía hacerse “de manera abierta, transparente y en función de los méritos, (para) representar mejor a los mercados emergentes y reflejar mejor los cambios en la estructura económica mundial”.
Lagarde tiene dos rivales: el director del Banco Central de México, Agustín Carstens, y el del Banco Central kazako, Grigori Martchenko.