La grave situación financiera de Italia demuestra que las herramientas con las que se dotó la Eurozona para salir de la crisis son insuficientes, dijeron expertos y economistas.
Cumbres y más reuniones, acuerdos y negociaciones: los dirigentes europeos han demostrado que en los últimos meses han estado ocupados.
Sin embargo, una y otra vez sus planes van muy por detrás de los mercados financieros y las señales de que Europa pierde credibilidad llegan por todas partes. “ La Eurozona enfrenta ahora una crisis política, económica, finaciera e institucional ” , comentó Sony Kapoor, director del centro de Análisis Re-Define.
Las principales bolsas europeas cerraron con fuertes pérdidas y el rendimiento de los bonos italianos escaló por encima del umbral del 7%, pese al anuncio de la renuncia del jefe del gobierno italiano, Silvio Berlusconi.
Tampoco sirvió a los mercados el anuncio en Grecia de que el primer ministro griego saliente, Giorgios Papandreu, y el líder de la oposición conservadora, Antonis Samaras, llegaron a un acuerdo para formar un nuevo gobierno.
Y ya parecen vetustas las medidas pactadas en la cumbre europea del 27 de octubre en Bruselas, que incluyen un fortalecimiento del fondo de rescate europeo, la recapitalización de la banca y un rescate a Grecia, a través de una quita (pérdida) del 50% para el sector privado (bancos y fondos de inversiones) de la deuda griega.
La prima de riesgo de Italia (que mide el diferencial entre el rendimiento del bono nacional a diez años y el alemán, y marca la confianza de los inversores) llegó a los 555 puntos.
El alto rendimiento de la deuda fue lo que obligó a Grecia, Irlanda y Portugal a pedir rescates.
“El hecho de que Berlusconi se vaya no corregirá las cuentas de Italia; con o sin él, la deuda italiana es imposible”, opinó Peter Morici, de la Universidad de Maryland. Italia tiene una deuda de 1,9 billones de euros, mucho mayor que la de los tres países rescatados juntos.
Y el hundimiento de Italia, la tercera economía de la Eurozona (representa un 20% de la Unión Monetaria) , podría liquidar al euro.
Para blindar a Italia, los europeos decidieron en octubre ampliar el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) a un billón de euros, mediante un mecanismo que incite a comprar deuda de los países más frágiles, ofreciendo una garantía de un 20% de las eventuales pérdidas.
Además previeron uno o dos vehículos financieros dentro del FEEF que recaben inversión del sector privado y de países emergentes.
El problema es que ninguno de los emergentes ha manifestado su intención de participar y algunos han dicho que sólo lo harían a través del FMI.
La idea es llevar al FEEF a tener una potencia de fuego que pueda recapitalizar la banca y ayudar a las economías más endebles, como lo ha venido haciendo desde su creación en 2010 con Irlanda y Portugal.
Pero el martes, al final de una cumbre de los ministros de economía europeos, el comisario europeo de Asuntos Económicos, Olli Rehn, señaló que prevén dejar listo este mecanismo recién en diciembre.
“No creemos que el FEEF sea una red de seguridad adecuada”, dijeron analistas del Barclays Bank.
Si a este fondo no se le permite “recapitalizar los bancos, los bancos europeos en problemas seguirán arrastrándose en una espiral de muerte”, vaticinó Kapoor.
Según el último informe de la Autoridad Bancaria Europea (EBA), los bancos europeos necesitan una inyección de 106 000 millones de euros.
Pero los bancos critican las medidas exigidas por los europeos, entre ellas elevar el ratio del capital de calidad al 9% (desde un 5%), aduciendo que limita el crédito.
Ante estas perspectivas, se suman las voces que creen que el Banco Central Europeo (BCE) es el único capaz de salvar a Europa, comprando deuda de los países en problemas.
“Sin el apoyo del BCE, los países de la Eurozona en dificultades no tendrán la capacidad para poner en marcha las reformas fiscales y estructurales que necesitan”, sentenció Kapoor.