Hace dos sábados, cinco contenedores que transportaban desde Guayaquil productos de consumo masivo detuvieron su paso en la vía a Santo Domingo. Un deslave obstaculizó el camino y los aguaceros han hecho más lenta la circulación en las vías.
El retraso echó a perder la venta de esa mercadería que tenía como destino mercados del norte del país. El proveedor, sin embargo, debió renegociar con su cliente (un supermercado) algunas líneas de productos que necesitaba con urgencia.
Esta experiencia es parte de la agenda diaria de la Importadora Comercializadora Dipor S.A., que distribuye alimentos, bebidas, plástico e insumos.
Las fuertes lluvias registradas en las últimas semanas en todo el país están afectando el traslado de productos y al comercio. El transporte de productos no solo se complica en las carreteras, sino también dentro de la ciudad.
La comerciante Italia Briones tiene un centro de abastos en el norte de Guayaquil y en la última quincena solo realizó un pedido de lácteos, jugos y yogures para abastecer su frigorífico.
En otras circunstancias hubiera realizado dos compras. “Lo que pasa es que cuando llueve la gente casi no sale. Son días malos de ventas y últimamente ha llovido mucho por aquí”, expresó.
Lo anterior se siente en las bodegas de Dipor, pues en época de lluvias baja la rotación de productos en las tiendas, Patricio Alarcón y Mauricio Andrade, gerente general y gerente de Operaciones de la firma, respectivamente.
El agravante en la Costa es que los estudiantes se encuentran en temporada de vacaciones.
Normalmente, las ventas bajan 11% cuando las actividades estudiantiles se detienen, pero con las lluvias la caída llega al 14%, dijo Alarcón. “Son casos fortuitos difíciles de controlar, aunque en otras circunstancias la empresa cuenta con un plan logístico de alta tecnología que ayuda a cumplir a tiempo con sus envíos”.
Con una flota propia de 276 carros, Dipor distribuye yogur, plásticos, sal, azúcar, fideos, atún en lata, cárnicos, entre otros, a sus 19 sucursales en el país.
Otro riesgo para las empresas, asociado al fuerte invierno, es la humedad en el ambiente, ya que puede dañar el producto almacenado en bodegas, dijo Roberto Boloña, gerente de la fábrica de balanceado para acuicultura Alimentsa. “Si sigue lloviendo así nos va a traer problemas a muchas industrias”, manifestó.
En la comercialización de camarón también hay temores. Quienes adquieren este crustáceo creen que su salinidad baje y no haya mercado para ese producto. “El agua dulce puede darle al camarón ese sabor a choclo, tierra o palo. Y para contrarrestarlo hay que invertir más en alimentación”, indicó Boloña.
El mayor riesgo apunta a camaroneras de Balao, Tenguel, Naranjal, Machala y zonas bajas de Manabí, donde ya se han registrado el desbordamiento de ríos.
Precisamente, considerando las eventualidades climáticas que afrontar el país cíclicamente, la compañía Agripac se anticipó distribuyendo el balanceado en gran parte de sus 167 almacenes propios. Esto también lo hizo en zonas altas de diversos cantones agrícolas del Ecuador.
Incluso en Vinces, en donde se desbordó el río, el almacén (que es alquilado) prácticamente no tuvo inconvenientes en la provisión del alimento, dijo el gerente técnico, Jaime Aragundi.
Cuando algún tramo de la carretera colapsa, dijo, solo hay que esperar un poco más de tiempo para que los insumos lleguen de otro cantón.
Pollo, tomate y cebolla, al alza
Los deslaves registrados en el cantón Balsas (El Oro) mantienen sin salida a la gran producción de pollos de la zona.
Para evitar que las aves mueran por falta de alimentos, las autoridades trasladaron por aire 77 toneladas de balanceado a las zonas donde se crían las aves.
De esta zona salen diariamente 60 000 pollos para el mercado nacional. De ese volumen, el 20% se dirige a Guayas. En Guayaquil ya hubo efectos a nivel de mercados. Si hasta hace 15 días se encontraba una libra de pollo en 90 centavos, ahora el producto se expende hasta en USD 1,20.
Incluso, hay escasez de huevos. La gaveta de 30 unidades pasó de USD 3,40 a 3,60, según informó la comerciante Allison Alarcón, del mercado Caraguay. Cada huevo se expende actualmente en 13 centavos, un centavo más que lo habitual.
Pero las legumbres provenientes de la Sierra registran mayor carestía. William Farías fue al mercado mayorista de Montebello en busca de dos cajas de tomate, pero solo llevó uno. “Por cada caja de 48 libras me piden 26 dólares, pero hasta hace una semana compraba en 17”, indicó.
Según la comerciante Selena Chicaiza, ese producto viene de Ambato, en donde el mal clima dañó las vías y perjudicó la transportación del tomate. Un saco de cebolla colorada, en cambio, pasó de USD 32 a 36 en una semana.