España anunció el martes que recopila información antes de decidir si pide un rescate a la zona euro y que analiza las “ implicaciones ” de ese paso para su propia economía y para el conjunto de la unión monetaria, donde el asunto aún genera reticencias de socios como Alemania.
El programa de compra indeterminada de bonos por parte del Banco Central Europeo (BCE) en los mercados secundarios “no tiene fecha de caducidad”, recordó el ministro de Economía español, Luis De Guindos.
“Es un instrumento que está disponible, que está abierto”, dijo De Guindos en Luxemburgo, durante una reunión de los ministros de Finanzas de la UE.
Sin embargo, la decisión es “extremadamente delicada” no sólo para “los intereses de España y de su economía”, pues también “ deberá tomar en cuenta su entorno, la zona euro”, declaró.
“Esto también tiene implicaciones para la UE”, explicó. Por ello es que las autoridades españolas “ siguen recopilando información”, adujo.
Mientras tanto, “lo importante para el gobierno español es continuar con el programa de reformas, continuar con la reducción del déficit público y disipar todas las dudas que existen sobre el futuro de la zona euro”, dijo.
El presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, ya descartó un pedido de rescate inminente.
Y hay países como Alemania que no ven con buenos ojos que España pida un rescate alegando que la situación de Madrid ya no lo justifica, dado que mejoró recientemente su financiación en los mercados. y hay quienes prefieren que en caso de decidirse, España haga el pedido de auxilio más adelante, agrupando en un mismo paquete a otros países como Chipre o, llegado el caso, Italia.
Tras obtener en junio pasado de sus socios de la Eurozona una ayuda de hasta 100.000 millones de euros para los bancos, el gobierno español se resiste a pedir un rescate más amplio, temiendo la imposición de nuevas condiciones que podrían exacerbar un gran descontento social por los recortes que afectan a servicios básicos como sanidad y educación.
De Guindos aseguró que durante la reunión del Eurogrupo del lunes “ hubo una valoración positiva de los tres elementos de la política económica española: la estrategia en sanear la banca, reformas estructurales para fomentar el crecimiento y hacer un ajuste presupuestario sensato, sensible a lo que son las circunstancias económicas del país”.
Las declaraciones del ministro español ocurren pocas horas después de que el Fondo Monetario Internacional (FMI) emitiera un informe bastante desalentador sobre las perspectivas de crecimiento mundial, que revisó a la baja en particular los pronósticos sobre España y Grecia.
En España, sometida a un programa de ajustes y reformas para alcanzar las metas de déficit pactadas con Bruselas, el PIB se contraería un 1,5% este año como estaba previsto, pero en 2013 la cifra sería de -1,3% en vez de -0,6%.
Así la economía española será la segunda de las europeas con peor evolución en 2013, sólo después de Grecia. Incluso el FMI señaló que España recién logrará en 2017 reducir la meta del déficit al 3% de su PIB.
En ese contexto, el Fondo exhortó a los países amenazados como España a pedir un rescate financiero a sus socios de la zona euro y a acogerse al programa del BCE.
Sin embargo De Guindos matizó la importancia del informe, al garantizar que el país trabaja con un plan de ajustes y reformas para evitar esas perspectivas. Los pronósticos del FMI “ son como las proyecciones de otros analistas, no están escritas en bronce”.
El gobierno español “trabaja en evitar que se cumplan esas proyecciones y para eso está poniendo en marcha toda la política económica”, dijo.
Y remató: “El FMI lo que ha hecho es bajar las previsiones del crecimiento económico de todas las zonas del mundo”.
El organismo con sede en Washington rebajó en su informe divulgado en Tokio sus previsiones de crecimiento para la zona euro, que verá una contracción de su PIB de 0,4% este año, contra 0,3% previsto en su anterior revisión de julio.
La reactivación del crecimiento también debería ser más limitada de lo pronosticado en 2013 (0,2% en vez de 0,7%).
Los indicadores “siguen estando en rojo”, “lo que sugiere que la fragilidad se expande de la periferia al conjunto de la zona euro”, afectando incluso a Alemania, agrega el FMI.