El presidente de EE.UU., Barack Obama, anunció ayer un plan para reducir el déficit en USD 4 billones en 12 años.
El Mandatario enumeró cuatro directrices para lograrlo: reducción de gastos, ente ellos los de salud, recortes adicionales en el presupuesto de defensa y una reforma de la ley impositiva.
El Mandatario dio su discurso en el Congreso, mientras los legisladores aún no alcanzan un acuerdo ni siquiera sobre el Presupuesto del 2011.
Luego de la derrota de sus aliados demócratas en las legislativas del 2010 y de que el 4 de abril se declarase candidato a la reelección en el 2012, Obama insiste en la necesidad de proteger las inversiones en infraestructuras, la formación y la investigación.
En ese escenario, el pasado 5 de abril, tanto republicanos como demócratas de la Cámara Baja presentaron un proyecto de Presupuesto para el ejercicio 2012 que incluyó reducciones de impuestos para las empresas y los estadounidenses más ricos y propuso la privatización de programas de seguro de enfermedad.
El déficit presupuestario alcanzaría aproximadamente USD 1,6 billones este año. La deuda, nutrida en parte por el plan de reactivación de la economía en el 2009, así como por las guerras en Afganistán e Iraq, supera ya los USD 14 billones y será mayor que el Producto Interno Bruto (PIB) por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial.
Aunque la Casa Blanca quiere mayores esfuerzos de los contribuyentes más pudientes, Obama ya debió ceder terreno sobre ese tema en diciembre, concediendo a los republicanos una prolongación temporal de los regalos fiscales heredados de su predecesor George W. Bush.
“El Presidente lo sabe muy bien: si queremos encontrar una solución y lograr algo significativo, no será aumentando los impuestos” , advirtió en la tarde del miércoles el republicano John Boehner, presidente de la Cámara, luego de ser recibido en la Casa Blanca por Obama en compañía de otros líderes del Congreso.
Demócratas y republicanos deben también alcanzar un acuerdo sobre el incremento del límite de la deuda pública antes del 16 de mayo, ya que en caso contrario Estados Unidos no podrá pagar los intereses, extremo que según la Casa Blanca sería “apocalíptico”. Pero los republicanos reclaman nuevos recortes de gastos a cambio de su apoyo.