La decisión de la Unión Europea (UE) de relanzar sus relaciones con Cuba da muestras de un pragmatismo que deja aún más expuesta la política de embargo y aislamiento de Estados Unidos hacia este país caribeño.
Al término de una reunión de dos días el miércoles 30, representantes del bloque comunitario y de La Habana consideraron positiva su primera ronda de conversaciones con miras a un acuerdo de colaboración.
Un comunicado cubano afirmó que los intercambios se desarrollaron de manera “constructiva y positiva”.
El interés de la UE respalda los cambios que Cuba puso en marcha en el 2008 y que, para los europeos, son más abarcadoras que las determinadas en la reforma económica.
Para el bloque de 28 países son importantes la moratoria de la pena de muerte, la apertura al trabajo privado y la restitución a la población de los derechos de viaje y de propiedad sobre bienes.
No menos relevante resulta a los ojos europeos el acuerdo del 2011 del sexto congreso del gobernante Partido Comunista de Cuba de limitar a dos períodos consecutivos la estancia en los principales cargos estatales, incluido al presidente Raúl Castro, quien cumplirá su último mandato en el 2018.